Ella sabe que no debe, pero no lo puede resisitir, posiblemente a él le guste sentir esa sensación entre peligro y coqueteo, son ya muchos veranos intercambiándose miradas cargadas de sensaciones sin que nunca haya habido más que palabras inocentes entre ellos.
Lo que pudo pasar y no pasó. Siempre quedarán esas dudas. Y el tiempo dará su oportunida. Fijo. Saber esperar.
ResponderEliminarAntonio
Es una sensación que todos hemos sentido. Verano a verano podíamos percibir algo especial en una mirada. El temor a no ser correspondidos o a pensar que en el trasfondo de esa mirada existía un profundo vacío, nos impedía aproximarnos a ella. Con el paso de los años y con nuevos encuentros veraniegos podíamos comprobar que esa mirada apasionada comenzaba a pertenecer a otra persona. La mente libremente vuela y nos hace reflexionar si se trataba de algo superficial o de si existía un deseo verdadero. Esa duda razonable que despierta cada verano reabre la chispa de la pasión. Siempre nos quedará la intriga de saber que hubiese ocurrido si en algún momento nos hubiésemos aproximado a ella para dedicarle unas palabras sentidas y profundas. Unas veces creo en el destino, otra tengo mis dudas, pero realmente ese sentimiento fue hermoso mientras existió y no sé que sería de mi vida compartida con la dueña de tan dulce mirada Recuerdo esos ojos que me cautivaron cuando tenía dieciocho años, el tiempo ha pasado rápidamente, pero ante esa mirada se detiene cada verano. Ese pueblecito de la Costa de la Luz donde nacieron mis abuelos me regaló tantas cosas en mi niñez y juventud que no podré olvidar y entre todas siempre me quedaré con esos ojos verdes que me miraban cada anochecer cuando se cruzaban en mi camino. No necesito esforzarme mucho para recordar cada detalle, cada movimiento, cada gesto y las mínimas palabras que pude oír de sus labios. Fue mi primer amor, sin un beso, sin un paseo cogidos de la mano, sin un intercambio de palabras, pero con una mirada que nunca jamás olvidaré. Una tarde de agosto paseando con mi primera y única novia, hoy felizmente mi mujer y madre de mi adorada hija, volví a encontrarme con esa misma mirada que me cautivó en mi juventud. El reencuentro con la niña de los ojos color oliva fue especial, nuestras miradas se acercaron más que nunca, el reloj del tiempo se paralizó de repente y percibí que lo que no llegó a ser pudo haber sido. Los ojos reflejan con certeza la verdad del corazón y su corazón me hacía entender que aquel otro chico que apareció en su vida no llegó a llenar el vacío de su soledad. Aquella vana esperanza del encuentro al comienzo de cada verano es un bello recuerdo que nada ni nadie podrá borrar.
ResponderEliminarGracias Dama por hacerme recordar.
Nunca hay palabras inocentes cuando las miradas están cargadas de esas sensaciones. Ya sabes, a flor de piel.
ResponderEliminarBesos con regusto a salitre de mares cercanos
Julio Iglesias en su canción "si volvieras otra vez" decía lo siguiente: "Mañana cuando canten las cigarras, mañana cuando el sol caliente más y vuelva como siempre a aquella playa, y vea que, mi amor, tú ya no estás, ...".
ResponderEliminarEfectivamente, el verano y el mar son propicios a esas palabras susurradas al oído, casi imperceptibles, que provocan un respingo, un sobresalto, que te erizan el vello, o iluminan una sonrisa; también, aunque yo nunca logré conseguirlo, permiten ver su rostro maquillado momentáneamente por el rubor, mientras que su mirada tímida te incita a abrazarla fuerte, no vaya a ser que despiertes y ya no esté a tu lado...en mi Almuñécar del alma, alguna vez que otra se han cruzado algo más que "miradas furtivas", y siempre que pongo los pies en sus piedras, el recuerdo me lleva hasta el primer amor de verano, aunque sólo sea por unos segundos, para volver a perderme en los ojos que me miran.
preciosa entrada, Dama, un beso desde Granada
Una mirada, y una sonrisa, es el camino más corto entre dos personas.
ResponderEliminarBienvenida a la caló.
Nunca sabrán si sería bueno o malo. Pero el paso hay que darlo, para no quedarte con la duda... y lo digo por experiencia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y me alegra verte por aquí nuevamente...
¿Y ese ojo?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDAMA, posiblemente habría pasado algo maravilloso, o no, pero lo que sí es seguro que mientras existan las miradas, siempre será maravilloso.
ResponderEliminar1BESO.
Que el niño no es no corra con velocidad, es que ha cogido el relevo de Denilson, jugando al toque, jejejej; ya va a estar rellenando portadas de "mi" diario de sevilla particular con la elástica de Los Mares, jejejejeje.
ResponderEliminarComo decía Rogelio (mi vecino, casi ná): Que corra el balón
"Avanti", Billy Wilder, 1972...
ResponderEliminarDe todas formas, siempre podrá más una sonrisa que una mirada, "...darse la vuelta y sonreirme, supe que no me podría separar nunca de él...".
Un beso.
madre mia!!!!!
ResponderEliminarCuidaito con esas miradas!!!!
ResponderEliminarHay una canción de Consuelo que habla precisamente de "esas miraitas".
Fdo, Piruleta
Hola Dama, gracias por pasarte por el blog. He publicado otro comentario del último libro que ha caído.
ResponderEliminarMiradas al atardecer, entre aromas de brea y la luz que se esconde tras el horizonte sanluqueño...
ResponderEliminarYa vamos a estar ahí...
Siempre queda la esperanza de que algún día algo pasará
ResponderEliminarTodos los caminos llevan a Roma...
ResponderEliminarAgua que no has de beber déjala correr.
ResponderEliminarEl amor no es voluntad sino destino.
ResponderEliminarMadre mia!!! Madre mia!!!
Soy tu hna
El problema es cuando esas palabras ahora inocentes salgan del mismo sitio al que llegan esas miradas...
ResponderEliminarO quizás entonces se acabe el problema, quién sabe...
Saludos.
Dicen que una mirada vale más que mil palabras y bien cierto que es, sobre todo las del tipo que tu describes.
ResponderEliminarY hay que ver lo que puede hacer la imaginación con esas miradas...
Besos