Que alguien que no te conoce de nada, tenga el detalle de regalarte la camiseta que tanto querías, sin haberselo pedido, y que además te la traiga desde el mismo Londres, no tiene nombre.
Gracias Miguel, ya sabes que tienes una amiga, y que te debo una Giralda, y si algún día te apetece dejar el ruán y probar como se pasea un barco por la calle Gerona, sólo tienes que pedírmelo.
Eternamente agradecida, me queda perfecta.