Real Betis Balompié

Mi padre me compraba cada domingo la entrada en la taquilla ovalada que había en Gol Sur. Antes tomábamos café en la Peña Bética de Heliópolis o en Avelino, y me compraba pipas en el kiosco de la misma plaza. Después se colocaba detrás mía para que nadie me molestase en la bulla. Con la madurez llegaron los primeros carnets y el cambio de localidad. No voy a hablar de lo que significaba llegar a nuestro sitio, levantar la vista y buscar, sobre la hierba, al futbolista que calentaba corriendo sobre la hierba con esa manera suya tan particular. Tampoco hablaré de aquel autógrafo famoso que descansa enmarcado entre mis libros, ni de la camiseta meyba que viene de camino con el 3 a la espalda, ni de que no he visto a nadie jugar mejor al fútbol vestido de verde y blanco. Hoy es un día para celebrar que el Real Betis Balompié es libre y que su futuro, su difícil futuro por obra y gracia de quien nos entregó un Betis libre, en primera, de ustedes... por fín podrá ver algo de luz en el túnel donde lleva dieciocho pesados años.

Hoy se irán todos aquellos que no tienen la suerte de sentir la emoción que yo sentía al lado de mi padre, y aunque sea privilegio de muchos, los pocos que no pertenecen a ese grupo son los que hoy, día de Santa Lucía, recogen sus bártulos como las ratas que abandonan el barco.

Inevitablemente, cuando vea al nuevo presidente esta noche, me emocionaré igual que cuando tenía diez años en la vieja grada de Gol Sur. A mis ojos volverá la emoción de aquellos inolvidables años, aunque no le busque calentando sobre la hierba de esa manera tan particular, pero será exactamente la misma emoción, una mezcla perfecta entre orgullo y beticismo.

Hoy, día grande para el Real Betis Balompié, libre.