viernes, 6 de abril de 2012

Cinco mariquillas

Tenía interés en comprobarlo por si mismo, y pese a mi oposición, dada la hora y el frío, no pude contrariarle en su deseo de verla. La esquina de Alemanes nos esperaba para tan esperado momento. Lo sería para él y lo sería para mi por descubrirle la majestuosidad de la que lleva a toda la ciudad bajo sus paso de palio. A los que están y a los que se marcharon. Los ciriales advertían de la inminente llegada con la algarabia que anuncia su presencia y el resto, ocurrió como tenía que pasar. Llegaba el paso, allí estaba Ella, tan guapa, tan Ella, y mi niño, con los ojos abiertos, y la emoción en la cara, supo que la Semana Santa sevillana se le estaba colando minuciosamente a través de su mirada de niño. Se le estaba grabando en la memoria la imagen de la esencia de Sevilla. Su levantá tantas veces descrita por mi, su marcha, una de tantas que llevan su nombre, la emoción generalizada y una puntual petalada hicieron el resto. No le hizo falta preguntar, siempre suele hacerlo cada vez que vemos alguna cofradía. Ella tiene todas las respuestas. Se limitó a observar, a sentir y a vivir una experiencia única. Sólo le dije que nunca olvidara ese momento, que ya para siempre llevaría cinco mariquillas en su corazón. Y en su mirada.

3 comentarios:

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  2. Sorry, las mariquitas se las regaló Joselito el Gallo. Los objetos de la discordia y la vergüenza son el fajín y el sable, no se si lo seguirá sacando en SS.
    Salud!

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  3. "Ella tiene todas las respuestas"...definitivo, rotundo, aplastantemente cierto y, sobre todo, romántico.

    Un beso desde Granada

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