domingo, 9 de junio de 2013

Starways, cucharas y cometas

Hay gente que asoma por tu vida y que pasa completamente desapercibida, y gente que pasando desapercibida, se queda en tu vida para siempre. Conozco un caso de alguien a quien conocí, que aún conozco, y que se quedó en mi vida pasando completamente desapercibido. Alguien a quien no veo apenas, con quien casi no tengo contacto, pero que al igual que a mi, no le hace falta ningún lazo físico para saber que estamos unidos de una manera al menos, inusual. Son lazos invisibles, como las cometas al cielo, Macondo a Buendía, las miguitas de pan a Pulgarcito, los dardos a la imperceptible diana que tenemos en el cuore, o el dolor por el recuerdo de lo que perdimos o ganamos a la voz de Nina Simone. Esa persona se quedó en mi vida, en un rinconcillo sin espinacas de mi corazón que ya lleva sus iniciales, por pura química y pura admiración al ser humano con mayúsculas, por puro sentido común. Por pura admiración.
Nos conocimos de una manera especial y de otra manera también especial, dejamos de estar en contacto estando en contacto si esto se entiende, con el único nexo en común que unas letras, las ondas y algunas cometas que vuelan libres ajenas a las miradas de los demás.
Esta persona, como me ocurre a mi, y creo que por eso ambos somos un poco dueños de ambos, lucha por su vida, por su futuro y su propia realización con una fe pasmosa, quitándole horas al sueño, a la familia, a su mujer, a la lectura y a alguna que otra cosa más, pero estoy segura que con esa fuerza de voluntad, esa pureza de mirada tras unos ojos que aún, llevo clavados en mi alma desde aquella mañana entre arquitectura efímera, y esa fidelidad en uno mismo, conseguirá ser aquello que se propuso y que ya, está a punto de alcanzar, poniendo su pie en el último peldaño que le queda del starway to heaven.

Y yo estoy muy orgullosa de ti, a miles de kilómetros o entre tus brazos.

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