jueves, 2 de octubre de 2014

Nunca el tiempo es perdido


Al fin y al cabo, todo consiste en ser feliz luchando por esa libertad que solo se encuentra en tu pensamiento, y en ser como eres. En ser libre dentro de ti misma. Y además, en cumplir los sueños, y los objetivos. Y yo, que soy una soñadora irremediable que va cumpliendo más o menos sus metas, suelo llevar en mi bolso un diario que es un tratado de buenas intenciones por si algún día me diera por olvidarme de mi misma. Pero eso es lo placentero, ser una misma y si se quiere olvidar, se olvida, y si hoy despotricas de Manolo García, mañana acabas escuchando una y cien veces “Nunca el tiempo es perdido".
Además de todo ello, suelo fijarme en las manos de los hombres, y después, me gusta escucharles a los ojos, y a quien le estoy dedicando esta entrada totalmente consciente, además de manos masculinas y ojos habladores, tiene barbas. Y tiene mucha fuerza de voluntad, que ahí radica su principal encanto. Y yo estoy muy orgullosa además, de todo en conjunto.
Esas manos, grandes, rudas, trabajadas y curtidas, que ponen mensajes de buena deportividad sevillista, ahora solo tendrán la labor de agarrar un portafolios lleno de buenas intenciones legales, como prueba material de que la gente cumple sus sueños  dejando por el camino miguitas de pan por si necesitamos los demás seguir su senda, o vuelan al aire de Tarifa cometas de colores para que no perdamos su ubicación. Quizás esa miguita dejada, ese empujón en su día, o esa bocanada de aire, volase mi cometa y con ella, yo acabase sentada en el aula "Luis Cernuda" de la Facultad de Filología, como casuística de ese lugar mágico donde “Ocnos” se convertía en frontera entre lo que uno se plantea conseguir y se consigue.
Enhorabuena, letrado. Eres un ejemplo a seguir, en todos los aspectos. Si no tienes nombre para tu despacho, Cernuda te facilita el suyo, como el mejor resumen de un sueño cumplido. Las que empezamos a estudiar la palabra nos sentimos orgullosas de que allá, donde habite el olvido, siempre vuele una cometa y que por el suelo, vayas dejando miguitas de pan para que los que intentamos cumplir sueños, no resulte, viéndote a ti, fácil y posible, porque además, nunca el tiempo es perdido...


Para José Antonio, con toda mi admiración.

1 comentario:

  1. Gracias por reconocerlo con tan hermosas palabras, es digno de admiracion que llegues a ver la verdad y mucho mas que la plasmes publicamente, en estos tiempos que corren donde el reconocimiento si no es propio, no tiene cabida.

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