Cuando llegué me recibió como si me estuviera esperando desde aquella noche en la que me dejó con la boca abierta. Se acercó a mi sitio y comenzamos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida. Del Betis, de San Benito y de la Calzá, de música, de su disco, de mi libro, de un amigo común a los que ambos queremos mucho y de Silvio. Imposible olvidar aquella actuación en el día mundial del beticismo.Y de Gordillo, cómo no, un nuevo vínculo más de unión entre béticos, el mejor. Ambos recordamos aquella noche que no celebró su primer gol a su Betis vestido de morado. Ambos estuvimos presentes en esa tarde de tantas lágrimas béticas y ambos coincidimos en su grandeza.
Yo creo que todos los que anoche nos encontrábamos en La Caja Negra estábamos boquiabiertos, principalmente porque no se puede tocar mejor la guitarra que quien al preguntarle por su nombre verdadero, que es Andrés, me contestó "Pájaro, a mi me llama Pájaro hasta mi madre".
Desde luego que iré muchas más veces a que me dejen con la boca abierta, a que me desaten fuegos artificiales musicales y a que las noches de domingo te dejen el poso para iniciar una semana maravillosa. La buena música puede contribuir a ello.
Desde luego que escucharé su disco "Santa Leone" tantas veces como me pida el cuerpo. Su mezcla entre western, rock y semana santa lo hacen especial, como ocurre en esta Sevilla que a tantos genios especiales crea capaces de mezclar sonidos y estilos para convertirlos en la banda sonora de una Sevilla muy de los sevillanos diferentes a los típicos tópicos, como cantaba sabiamente otro Herrera, Paco.
Hoy, uno de octubre, recordamos a nuestro Silvio, y desde anoche, tengo la absoluta tranquilidad de que su memoria quedará viva siempre, ya que se quedó entre las cuerdas de la guitarra de quien le conoció mejor que nadie. De genio a genio.
Me debes un café y yo un libro. Un placer absoluto, pájaro. Y viva el Betis!
(Cada domingo a las 21 horas en La Caja Negra, C/. Fresa)
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