No tuve opción, pasé mi domingo de relax entre niños propios y ajenos en remojo al borde del suicidio, en una piscina espantosa con metro sexuales catetos, ya que estaba en la...¡Sierra Norte! y con algún que otro lugareño giñándome un ojillo...
Desde pequeña, cuando me obligaban a ir al RACA, arrastro una especie de fobia piscinil que el domingo tuvo su particular "recuerdo".
Todo sea por un amigo que merece disfrutar de muchos domingos así. Espero que la próxima vez le dé por organizar una paella en La Corchuela.
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