Siempre me ha fascinado la figura de Miguel de Mañara, así que el sábado, aprovechando las jornadas del Barroco, me dí un paseo por el Hospital de la Caridad pero me entró sed. ¡Lo que habría dado por encontrarme con un "Aguaó"!
Magníficas obras realizadas ex profeso por Valdes Leal para el Hospital de la Caridad. Pero el retablo es, como yo digo, de quitarte el hipo, un muestra de arquitectura lignaria del mejor barroco, de los mejores maestros: Bernardo Simón de Pineda, Pedro Roldán (esculturas) y Valdes Leal (policroma.
Pues estábamos muy cerquita querida amiga, porque en esas mismas jornadas del Barroco (estilo que cada vez me define más) marché muy temprano hacia el Palacio Arzobispal, reducto que aún se me resistía en mis contínuos intentos por abordar sus maravillas artísticas. Me quedé con ganas de visitarlo en la Semana de la Arquitectura, pero esta vez no quería perdermerlo. Me decepcionó la visita, debo reconocerlo, pues tan solo nos enseñaron los dos patios y el salón superior, sin mostrarnos la capilla personal, aunque también era comprensible.
El Hospital de la Caridad es uno de los lugares que consiguen envolverte por completo. Cargado con un extraordinario programa iconográfico, mermado considerablemente por la desfachatez y ratería del mariscal Soult, es uno de los espacios que consiguen transmitir una paz que en ocasiones llega a convertirse en algo inquietante. Estuve a punto de acudir a esta visita...
Debo confesarte, querida amiga, que en la cola del Arzobispado no dejaba de mirar a todas las personas presentes, pues tenía la esperanza de encontrarte y conocerte. Tal vez algún día...
Aguaó, no te preocupes porque creo que todos nos vamos a ver en el Rosario de la Aurora de la Virgen del Rosario de Monte-Sión el próximo 1 de noviembre. El León de las Indias ya propuso un desayuno blogero.
Eso de las jornadas del Barroco (estilo que sí que me define)sigue estando??? En qué consiste???? No me entero de nada.
¿Están todavía en el Hospital de la Caridad las copias de los originales de Murillo que había robado el Mariscal Soult, que trajeron hace unos meses de Aranjuez?
Verdaderamente es una paz especial, pero lo que me dejó sin palabra, aparte del Retablo, la espada de Mañara y los azulejos de Murillo, fue el demonio que carga con el púlpito. Y efectivamente, Carrascus, el Sr. Mariscal arrampló con todo lo que quiso, incluso llegó a cortar algunos lienzos para quedarse como determinadas escenas.
Lo del desayuno no estaría mal, pero una vez nos conozcamos, perderemos el encanto. Además, yo soy muy tímida ...
Dama, con tu permiso me gustaría decirle a Carrascus, creo recordar que las copias realizadas a finales del siglo XVIII por Joaquín Cortés se las volvieron a llevar al Palacio de Aranjuez a finales de septiembre porque cuando yo volví de vacaciones aún estaban.
Vaya... gracias, Glauca. En el fondo tenía la esperanza de que alguien le echase cojones y dijese que ya que estaban aquí, aquí se quedaban... de donde nunca tenían que haber salido los originales.
También es uno de mis lugares favoritos. Cuando tengo amigos de visita por Sevilla siempre los llevo y se quedan gratamente sorprendidos. Creo que ya va siendo hora de volver a ir.
Magníficas obras realizadas ex profeso por Valdes Leal para el Hospital de la Caridad. Pero el retablo es, como yo digo, de quitarte el hipo, un muestra de arquitectura lignaria del mejor barroco, de los mejores maestros: Bernardo Simón de Pineda, Pedro Roldán (esculturas) y Valdes Leal (policroma.
ResponderEliminarSaludos
Qué maravilla la Caridad. Jamás me cansaría de mirar ese retablo...
ResponderEliminarPues estábamos muy cerquita querida amiga, porque en esas mismas jornadas del Barroco (estilo que cada vez me define más) marché muy temprano hacia el Palacio Arzobispal, reducto que aún se me resistía en mis contínuos intentos por abordar sus maravillas artísticas. Me quedé con ganas de visitarlo en la Semana de la Arquitectura, pero esta vez no quería perdermerlo. Me decepcionó la visita, debo reconocerlo, pues tan solo nos enseñaron los dos patios y el salón superior, sin mostrarnos la capilla personal, aunque también era comprensible.
ResponderEliminarEl Hospital de la Caridad es uno de los lugares que consiguen envolverte por completo. Cargado con un extraordinario programa iconográfico, mermado considerablemente por la desfachatez y ratería del mariscal Soult, es uno de los espacios que consiguen transmitir una paz que en ocasiones llega a convertirse en algo inquietante. Estuve a punto de acudir a esta visita...
Debo confesarte, querida amiga, que en la cola del Arzobispado no dejaba de mirar a todas las personas presentes, pues tenía la esperanza de encontrarte y conocerte. Tal vez algún día...
Un fuerte beso.
El aguaó ha definido lo que siento siempre que voy a este lugar: "una paz que en ocasiones llega a convertirse en algo inquietante"...
ResponderEliminarAguaó, no te preocupes porque creo que todos nos vamos a ver en el Rosario de la Aurora de la Virgen del Rosario de Monte-Sión el próximo 1 de noviembre. El León de las Indias ya propuso un desayuno blogero.
ResponderEliminarEso de las jornadas del Barroco (estilo que sí que me define)sigue estando??? En qué consiste???? No me entero de nada.
Saludos
¿Están todavía en el Hospital de la Caridad las copias de los originales de Murillo que había robado el Mariscal Soult, que trajeron hace unos meses de Aranjuez?
ResponderEliminarVerdaderamente es una paz especial, pero lo que me dejó sin palabra, aparte del Retablo, la espada de Mañara y los azulejos de Murillo, fue el demonio que carga con el púlpito.
ResponderEliminarY efectivamente, Carrascus, el Sr. Mariscal arrampló con todo lo que quiso, incluso llegó a cortar algunos lienzos para quedarse como determinadas escenas.
Lo del desayuno no estaría mal, pero una vez nos conozcamos, perderemos el encanto.
Además, yo soy muy tímida ...
Dama, con tu permiso me gustaría decirle a Carrascus, creo recordar que las copias realizadas a finales del siglo XVIII por Joaquín Cortés se las volvieron a llevar al Palacio de Aranjuez a finales de septiembre porque cuando yo volví de vacaciones aún estaban.
ResponderEliminarVaya... gracias, Glauca. En el fondo tenía la esperanza de que alguien le echase cojones y dijese que ya que estaban aquí, aquí se quedaban... de donde nunca tenían que haber salido los originales.
ResponderEliminarTambién es uno de mis lugares favoritos.
ResponderEliminarCuando tengo amigos de visita por Sevilla siempre los llevo y se quedan gratamente sorprendidos.
Creo que ya va siendo hora de volver a ir.