Balance

A 5 días para que este año se acabe, acostumbro a hacer balance del mismo y también propósitos para el que llega. Mi balance del año no tiene mucho de especial, sigo esperándo el tren que me lleve al cambio laboral que tanto anhelo, y que al menos ya, a lo lejos, se vea el humo; puedo escribir lo que el corazón me dicta a través del teclado, de mi sangre verde, en una Web donde me siento a gusto y donde han confiado en mí, como ha ocurrido con mi timidez y las ondas radiofónicas, donde además de ganar seguridad, he conocido a unas personas muy interesantes. Gané un premio de narrativa, perdí a mi abuela, llegaron amigos nuevos a este saloncito para mayor felicidad de la anfitriona, amigos anónimos que hacen crecer la familia, conocí Amsterdam, Ubeda, Baeza, Fuenteheridos y la gloria de la mano de Sabina y Serrat, y sigo sin ponerme falda más a menudo, aunque si di un paso importante, entré en la peluqueria en un ataque de locura y me corté el pelo, cosa de la cual me alegro enormemente.

Volvía a disfrutar de mi Virgen el Domingo de Ramos y a lamentarme de la lluvia, tanto para mis tres pilateros como para mis hermanos del Jueves Santo. Me he vuelto a perder por Bajo de Guía, (si me pierdo, que me busquen...), he descubierto a Jaques Loussier Trio, a Cabrera Infante y a Paul Auster, y nació mi sobrina Lola, la de los ojos bonitos.

He vuelto a decirle mil veces cuánto le quiero un año más y Mi Betis, con mas pena que gloria, despide el año de su triste Centenario en los puestos de descenso.

Ahora faltan los propósitos, pero eso, más adelante...