martes, 11 de noviembre de 2008
Mi amigo Alfonso
Mi amigo Alfonso es un jubilado que tiene todo el tiempo del mundo, vive por donde yo trabajo y le encanta la manzanilla de Sanlúcar. Cada vez que el cristal de mi coche se llenaba de hojas, me las quitaba, los buenos días al pasar por la puerta están asegurados diariamente, me ha llegado a guardar un sitio para que aparque, los lunes siempre le gusta hablar conmigo de nuestro Betis y a veces, me ha guardado el periódico para que sea yo la primera que lo lea en el bar. Un verano, sabiendo lo que le gusta, le traje un litro de manzanilla a granel, en rama, y se volvió loco. Su mujer no le deja beber y la camufló en una botella de casera. Cada vez que voy a Sanlúcar me acuerdo de él y sólo por verle la sonrisa y su manera de frotarse las manos, sé que le traería media bodega de "La Cigarrera". Mi padre estuvo este fin de semana allí y se la encargué, ya estoy deseando de ver la expresión de su cara mañana cuando me de sus alegres y educados buenos días, una mezcla entre el placer de lo prohibido y la felicidad más grande que suelen venir con las cosas más sencillas, tan sencillas como una botella de Casera llena de manzanilla sanluqueña.
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Qué bonita entrada, qué bonita historia...querida Dama.
ResponderEliminarUn abrazo.
Joder, qué suerte tiene Alfonso... Y que conste que no lo digo por la manzanilla.
ResponderEliminarBesos soñolientos
Bonita historia querida Dama.
ResponderEliminarEl cariño que se le coje a la gente verdad, gente que parece en nuestras vidas de alguna forma u otra y nos aportan tanta felicidad...
Son las pequeñas cosillas que tiene esta vida. No va ser to malo (jeje)
Un besito
Puede que no os hayáis dado cuenta pero, con vuestros blogs y vuestros comentarios, conseguíis poner muchas sonrisas como la de Alfonso en bocas desconocidas.
ResponderEliminarAhí radica vuestra grandeza anónima.
Besos y abrazos.
Por cierto, todo un clásico de los Alphaville, al igual que el Big In Japan.
ResponderEliminarque a gusto se está en tu saloncito, ahora que has puesto la ropa de camilla. Me encantan esos caballeros anónimos de nuestros buenos días.Saludos.
ResponderEliminarYo a mi abuela le traigo moscatel de Chipiona. No quiere otro que no sea pasa puro. "Te va a dar algo, mamá", le dice mi madre, y mi abuela me mira y me guiña un ojo mientras se bebe un trago.
ResponderEliminarViva el vino, mi abuela y Alfonso.
Son historias como estas las que hacen de este saloncito un lugar al que siempre hay que volver...
ResponderEliminarsaludos
Antonio
Pedazo de barrio y de gente.
ResponderEliminarLa grandeza de los sencillo, Dama. Así da gusto.
ResponderEliminarUn beso.
Cosas como esta, deberían animarnos a ver la vida de otro modo, preciosa la entrada.
ResponderEliminarUn beso desde Granada
Como dice el amigo Antonio, Natural de Sevilla, no sabes el gusto que da arroparse en este tu saloncito... a la lumbre de un brasero de cisco.
ResponderEliminarLo que cuentas en esta entrada, amiga Reyes, demuestra la genialidad que te rodea, pero sobre todo, lo extraordinario de tu forma de ser. Esos pequeños detalles, esas pinceladas sencillas que se le dan a la vida, como tú lo haces, convierten a las personas en grandes. Y tú eres muy grande...
Un beso enorme acompañado de una cántara de agua fresquita.
Ojú, Reches, que diría Pavone... Que no sea luego este Alfonso como el italiano de Signorina... que luego te lleves un fiasco. Es broma, mujer. Parece un buen tipo con su manzanilla y sus cosas. Un saludo cordial.
ResponderEliminarQue grande la historia y Alfonso; y la manzanilla of course. Cuando de pqueña me llegaba su perfume en feria o en algún bar decía “¡Mira mamá! Huele a Sanlucar”
ResponderEliminarKisses
Deliciosa entrada.
ResponderEliminarLa vida es sólo una sucesión de pequeños momentos y hay que saber disfrutarlos como por ejemplo la manzanilla regalada por la Dama...
Se me olvidó. Dama, ¿conoces la versión de Forever young por el guitarrista alemán Axel Rudi Pell?
ResponderEliminarYo daría palmas con las orejas miarma.
ResponderEliminarQue historia más bonita y más humana.
Por cierto, tráeme a mi otra botellita, pero de casera no, a mi me la traes de las de Koipe de 5 litros...
Un saludasso.
Eso de la botella de "la casera" rellena de manzanilla, me ha transportado a la esquinita de La Gitana en la Plaza del Cabildo. Claro está, antes de la reconversión.
ResponderEliminarEstoy perdido, pero os leo. Un beso.
Aún quedan buenas personas. Y felices recuerdos. Un saludazo. Te escuché con Haldón. Un triunfo.
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