Siempre es la misma sensación entre majestuosa y emocionante, siempre, todos los años, cuando cruzo el umbral de la puerta y me encuentro, de repente, con mi Semana Santa. Unos minutos, muchos, delante del paso, mirándola, sentada en el último banco acordándome de todos los que me importan. Me despedí diciéndole que la espero el domingo donde Ella y yo sabemos, que llevo un año esperando para encontrarme con sus ojos, los mismos que me miran todo el año desde todos los sitios en los que me encuentro.
Nos esperan, dentro de una semana, una serie de citas secretas que nadie entenderá ni a nadie quiero explicar...
ResponderEliminarAntonio
Pues que sepas que "mi semana santa" empieza mas o menos donde la tuya por lo que veo, jejeje.
ResponderEliminarY eso es, a fin de cuentas, lo bonito de todo ésto, que cada uno tiene su Semana Santa, sus tradiciones, sus costumbres... su vida en definitiva. Por eso, estos días son únicos.
Saludos.
Ese reencuentro con la Amargura en su palio es quizás el primer instante mágico de tantos que nos quedan por vivir en los próximos días.
ResponderEliminarPues ya queda muy poco. A ver si este año puede ser y la lluvia nos deja disfrutar de una Semana Santa completa.
ResponderEliminarte dejo un abrazo muy fuerte..
ResponderEliminarlindo espacio..
Una vez, sería noviembre, conocí delante suya a una de las personas más importantes de mi vida. ¿Qué tendrá esta imagen?
ResponderEliminarEs la Semana Santa que todos llevamos dentro.
Lo mejor que tiene Ella para mí es que siempre tiene a alguien relacionado inevitablemente, y unos recuerdos infantiles que han sido fundamentales.
ResponderEliminarEs única.
Dama te he leído em alguna ocasión que tienes hijos 'pilateros'. En eso coincidimos, he sido penitente del Señor muchos años, y nazareno delante de su paso. Este año iré muy cerca del Cristo de la Sangre.
ResponderEliminarSaludos. Feliz goce de las vísperas y de la Semana Santa.
Antonio
Efectivamente Antonio, mi madre es natural de la calle Mallén, del barrio que ya no es barrio siquiera, como decía Pascual González y media familia materna de San Benito, salvo excepciones entre las que me encuentro. Mi familia política, del barrio la Viña, en el cual todavía viven, en los escasos edificios que se han escapado de pijolandia y que conservan el encanto de la vieja vecindad. Ellos son de San Benito 100%, mi cuñado es costalero desde hace 25 años, una familia muy arraigada en la hermandad, y mis hijos pues han salido pilateros, siendo ambos hermanos de Amargura y Exaltación, pero nada, pilateros a tope.
ResponderEliminarMi hijo el mayor este año, por una circunstancia anómala, va muy cerca del Cristo de la Sangre, y el pequeño, donde van los pequeños, que creo que es tras la Cruz de Guía.
Yo no suelo estar por la cofradía, me agobia un pelín, le paso el testigo a su padre, que es pilatero a tope, y disfruta como nadie.
Yo me retiro con el chico cuando Pilatos va por la Alfalfa, con la túnica mas negra que blanca, el dobladillo arrastrando, hecho una pena y la varita dentro del capirote ... le dejo con el mayor para que disfrute de su Martes Santo.