Si hay algo que me gusta enormemente son sus levantás al cielo o encontrarme con ella de repente mientras la buscas por la mañana de su madrugá y estás presintiendo que anda cerca. Sentir esa alegría inmensa y emocionante cuando asoman los ciriales, la entrada en campana con ese señorío que la caracteriza, verla de cerca en el besamanos, sólo por verla de cerca, verla irse, de espaldas, con su gentío, su grandeza y sus músicos con las gorras llenas de pétalos de flores. Entrar en la Basílica y verla subida en el paso es algo que te deja sin palabras, un pellizco indescriptible que creo que es eso que la hace única.
Y luego está la maravilla de marcha que no podría llamarse de otra manera, y que es mi marcha favorita.
Nunca había sentido ese pellizco al verla en su paso como este año. Son momentazos que guardo en mi corazón para siempre.
ResponderEliminarCuando ya se nota la presencia.... eso que también quedó reflejado en el cartel anunciador de este año y que no he podido sentir en el pregón. Me faltó el anuncio. Lo tuyo si lo es.
ResponderEliminarAntonio
La foto del momento es uno de los mejores del día: cuando al girar desde Cuna le da el sol de frente. Muchos años la he visto ahí.
ResponderEliminarSaludos macarenos.
Año a año, cachito a cachito, el gusanillo de la semana santa va entrando en mi, gracias por acercármela.
ResponderEliminar¡Imaginate lo que puede sentir uno teniendo su cara a un palmo con tu brazo recogiendo su espalda y portandola durante varios metros camino de su camarín!
ResponderEliminarEs algo muy especial.
Saludos.
Doria
Porque por mucho tiempo que pase, por muchos años, siglos y ojos diferentes que la miren... Ella siempre se quedará.
ResponderEliminarUn beso.