martes, 15 de septiembre de 2009

Historias de una sala de espera y cuatro futuribles

Está claro que de las salas de espera de los hospitales salen las mejores historias. A mí me da por pensar quién es cada cual y qué hace con su vida. Es un ejercicio de imaginación apasionante. Hoy he tenido que pasar por una consulta "femenina" y dejé a Auster en el bolso porque tenía delante material para entretenerme un rato. Eran cuatro, dos señoras y una pareja joven, ella embarazada, de poco tiempo, su barriga era mínima, pero lucía un tremendo blusón premamá bastante desafortunado. Las dos señoras, las futuras abuelas, sentadas juntas a la derecha de la chica, agarraban sus bolsos y conjeturaban sobre el pobre niño, acerca de lo que le gustaría y lo que le harían. Menos mal que era un niño por lo que oí, una de ellas llevaba el pelo tan ahuecado que, como diría mi padre, podrías traer mecheros de contrabando de Ceuta, cosa que jamás entendí, porque los mecheros no son de contrabando, pero bueno, mi padre tiene estas cosas. Pensé que si hubiese sido niña, esa mujer la habría llevado con ella a su peluquería, seguro. La otra suspiró "Ayqueganitatengoquepasetó..." con una cara de pena que daban ganas de irse para ella y darle un abrazo. El futuro padre, no se separaba del lado de la chica, de pie, ya que la sala de espera estaba a tope. Constantemente atendía todos y cada uno de los "ays" que la futura mamá expulsaba. "Primerizo, no te queda ", pensé. Cuando llamaron a la susodicha que atendía al nombre de Carolina, el marido se apresuró rápido y veloz a agarrarla por un brazo para facilitarle que se levantara de la silla, la señora del pelo ahuecado por otro y la de los supiros, cogiendo bolsos. Ella, lógicamente, se hizo querer, se levantó con mucho trabajo como la que lleva un par de gemelos y ya ha salido de cuentas. Sobra decir que todos quisieron entrar con ella, lo que la enfermera impidió sacando su brazo y diciendo "la paciente nada más, por favor". Moraleja: que me parece que hay gente que vive feliz estando embarazada sólo para que todos los de su alrededor estén pendiente de ella y que yo tenía, una vez más, un motivo para estar donde estaba y para sacar mi trilogía de Nueva York, que era más interesante que los tres futuribles mirando la puerta con cara de "vamos a tener un niño, ¡que bien!"

11 comentarios:

  1. Tienes entradas conmovedoras, cifradas, e imagino que algunas muy importantes para ti, pero a mí estas me encantan. Imagino que no siempre nos paramos a ver pasar la vida, y lo que es más interesante, a los que desfilan por ella… Y si, cierto grado de cotilleo hay en esto, pero mi teoría es que hay quienes lo merecen.
    Kisses

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  2. Las salas de espera son superinteresantes. En ellas puedes oir casi de todo. Yo una vez me enteré de donde estaba Bin Laden.
    Besos

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  3. Como siempre das en el clavo.

    Me gusta mucho la sinceridad y claridad con la que describes las situaciones.


    En verdad que los centros de salud son un foco de historias para analizar.

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  4. Con tu permiso me abstengo de hacer valoración alguna: mi hermana está de 7 meses y mi cuñada de 2, así que no te digo nada de como estoy de embarazos y, sobre todo, de embarazadas... Y ahora vienen los regalos..

    Saludos.

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  5. Ay el dia que me quede yo!!!!!
    que tiemblen los toneti!!!

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  6. Cuanta realidad hay en todo lo que has contado. Yo también me dedico a observar a las personas en las salas de espera de las consultas y vivo una répicla de tu experiencia.
    Me encanta.

    Besos

    pd: y que cierto es que las embarazadas le echan un poco de teatro a su situación.

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  7. Yo no hice la preparación al parto por no aguantar embarazadas...

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  8. Evidentemente no soy Miguel, soy roxxi

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  9. Es importantísimo saber mirar, pero aún lo es más aprender a ver. Voacé sabe de las dos cosas. Y una tercera: una gran cualidad para contar lo que has mirado y visto.

    Magnífico, una vez más.

    Besos, muchos besos.

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  10. Haberse puesto el condón....

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  11. Lo cierto es que en los hospitales se ve cada cosa...

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