Tienes que pararte a pensar qué es de tu vida cuando te topas con aquello que te hace sentirte bien, que te llena el alma. Algo de mí está vinculado a los árboles, y el domingo, mientras las brujas y los estúpidos olvidaban la memoria de nuestro Don Juan Tenorio, yo pensaba en aquello que me hacía soñar, que me hacía sentir ilusión, mientras la sombra de árboles enormes, poderosos y de colores otoñales, los mismos que tiene la melancolía, me ayudaban a ser un poco más feliz. Quizás me sobraban las palabras de la compañía, quizás el reloj, incluso la cámara, quizás sobraba hasta la misma compañía, porque para pasear entre los árboles sólo hace falta respirar, pensar en lo que sólo tu corazón esconde y vivir el momento, que la vida avanza, tic, tac...
Deberíamos abrazar a los árboles.
ResponderEliminarCada día que pasa me arrepiento de no hacerlo.
Antonio
Reloj, no marques las horas...
ResponderEliminarUn beso, mi querida Dama.
siempre que paseo entre los árboles, como tú dices, me viene a la mente esta canción..mi árbol y yo
ResponderEliminarUn beso desde Granada
En una ciudad como Sevilla, nos aplatanamos por el ruido y la contaminación. eso hace que nos olvidemos que más cerca de lo que pensamos, hay un rinconcito para pasear entre árboles, en silencio y d camino, sacar de un suspiro toda la basurilla que se acumula en nuestra mente, recibiendo a cambio el placentero olor de la madre naturaleza
ResponderEliminarEn una ciudad como Sevilla, nos aplatanamos por el ruido y la contaminación. eso hace que nos olvidemos que más cerca de lo que pensamos, hay un rinconcito para pasear entre árboles, en silencio y d camino, sacar de un suspiro toda la basurilla que se acumula en nuestra mente, recibiendo a cambio el placentero olor de la madre naturaleza.
ResponderEliminarSaludos desde http://elcuadernodejorge.blogspot.com
Hola, Dama, es cierto lo que me dijiste, escribes muy bien no me estraña que la gente te anime ha hacerlo. Besos
ResponderEliminarAmiga cuando uno esta en contacto con la naturaleza y es receptiva hacia la belleza, sobra todo. Como siempre maravilloso.
ResponderEliminarGracias por su comentario...
Antonio, yo hice lo de abrazar árboles alguna vez, y.. no es tan poético, sólo diré dos palabras que se te quedan impregnadas, no en el alma sino en la ropa: resina y bichos…
ResponderEliminarEs que de joven era hippy, a veces pienso que es una alegría haber crecido….
Kisses
Perdón por la intromisión Dama...
ResponderEliminarQuerida Gata, mejor es hacerlo desnudo en una noche de luna... con lo que a continuación debes buscar un lago poco profundo y bañarte dejando tu mente en blanco.
saludos
P.D. Actualmente la gente va a un spa y se toma un te esperando su turno.. plantas y agua son...
dama, que alegría voy comenzando poco a poco con esto del blog, me ha costado mucho poder enviar los comentarios. Que el otoño de árboles y flores llene tu vida. Pas
ResponderEliminarPerdón Dama otra vez, pero Antonio, no lo has arreglado, los bichos y la resina y sin ropa..... el lago no me anima, frío, más bichos... Creo que ciertas películas han hecho muuucho daño...
ResponderEliminarLos árboles más bonitos que recuerdo los vi en Alsacia-Lorena durante un otoño que estuve por dicha zona.
ResponderEliminarMe harté de hacer fotos y la gama de colores de las hojas es impresionante.
Los bosques son lugares a disfrutar diariamente. Tendría que estar establecido que al igual que debemos tomar un café por la tarde, todos los días habría que bien saborear un atardecer, respirar el aroma de las ramas, las hojas de un árbol o disfrutar de las olas del mar.
ResponderEliminarTenemos pendiente un café y paseo por el Parque de María Luisa.
Los árboles siempre tan sabios...
ResponderEliminarUn saludaso.
Vaya con la resina...
ResponderEliminarUn abrazo a todos.
Antonio
Y qué pocos árboles tiene nuestra ciudad... ¿cada vez menos?. En fin, preciosa entrada querida Dama, muy otoñal, sentida y llena de gran razón.
ResponderEliminarUn gran beso.
Para mí también es un placer pasear entre árboles otoñales. A solas conmigo. Es una de las pocas formas de encontrarme a mí misma, consciente de que el tiempo es el dueño y señor.
ResponderEliminarUn abrazo