la muralla de mi padre

Mi padre lleva meses pidiéndome un reportaje fotografico de la muralla de la Macarena que quiere colocar en la próxima edición del Belén navideño de la peña bética, y yo llevaba los mismos meses dándole largas injustamente porque siempre había algo más importante que hacer, que no eran más importantes, sólo que eran digamos, incompatibles.
Lo peor es que cada vez que voy al centro, mi carril bici discurre por delante y la atraviesa, hecho que hacía que siempre me acordase de mi padre, la muralla y el Belén, pero o no podía pararme, o había demasiada gente o la luz no me gustaba. Ayer le aseguré que ya las tenía hechas cuando al hablar con él por teléfono noté que no mencionaba el asunto "muralla". ¡Que raro! (pensé) no me ha preguntado si he hecho las fotos...
Y con toda la guasa del mundo le pregunté que cómo es que no me había sacado el temita macareno, a lo que él me contestó que estaba harto de pedírmelo y que se la imaginaría cuando comenzase el proceso macareno - belenístico de porexpán. Me dio pena porque mi padre es lo más pesado del mundo cuando quiere algo, como servidora, y no se lo merece, máxime si además, te ofrece la excusa perfecta para darte un paseo ciclista de sobremesa, justo el último día previo al calor fuerte, con una luz maravillosa, apenas nadie por la calle y la sensación de hacer feliz a mi padre, además, con tan poco esfuerzo.
A veces, soy muy mala con él, con lo que yo quiero al pesado del artista que es mi padre.