jueves, 10 de junio de 2010

Daño cómodo




Recuerdo el daño que me hizo la lectura de la novela de Dominique Lapierre y Javier Moro en su día. Un daño cómodo, porque se limitó a dejarme pensativa un par de días sobre lo desgraciada que era la vida de aquellas personas antes de toparse con la Unión Carbide y lo terrible que fue tras conocer a la multinacional. Ahora leo en la prensa, veintiséis años después de la tragedia y diez de mi lectura, que la condena impuesta a los culpables es casi de risa. Yo sigo con mi daño cómodo, me he limitado a estremecerme de terror al leer el número de afectados, mucho más doloroso que la cuantía ridícula de las sanciones económicas, y a lamentar que a día de hoy siga haciendo la justicia tantas injusticias con los que menos tienen, pero ya se sabe, nosotros estamos muy lejos de ese tipo de problemas, en mi caso, la distancia es únicamente la que ocupa esa novela en mi librería. De otra manera jamás habría oído hablar de los 25.000 muertos de Bhopal. Triste.

7 comentarios:

  1. Muy pocos son los que defienden los intereses de los inocentes por que te dan poco a cambio ya que no tienen nada.Que revienten en su miseria humana los que abusan de ellos.Un beso

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  2. Desgraciadamente suele pasar así. Al final resulta que la condena pertinenente la cumplimos nosotros en lugar de ellos simplemente por sentirnos protagonistas en el suceso.
    La justicia... una vergüenza.

    Un abrazo

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  3. Después de mucho pensar, mucho reflexionar y darle vueltas, muchos cabreos con el mundo y muchos más conmigo misma, tras aceptar y asumir la comodidad en que vivimos los del Primer Mundo, casi pienso que al menos ser consciente de lo que ocurre ya es aportar, ya es algo más que cero… Por otro lado, querer arreglarlo todo además de imposible podría ser frustrante, por eso al menos debemos mantener nuestra parcelita, si muchos más lo hacen, si todo el mundo tuviera una parcelita y un espacio en su librería, nos iría mejor.
    La cantidad que les han dado es de coña, pero es lo que me dijo alguien cuando una vez me escandalicé con algo relativamente similar, al menos es una sanción, una condena, moralmente tiene su peso aunque económicamente sea de risa…

    Kisses

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  4. Si aquello te pareció el horror, date una vuelta por La ciudad dela alegría, que me tuvo con el ánimo bajo los pies mucho mucho tiempo. Y muchas charlas con Ella para ver qué podía hacer uno. al final, nada. Cobardía y miedo.

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  5. Coincido con la gata, estar concienciado no es algo baladí y debiera ser casi una obligación de todos los que vivimos cómodamente.

    Si uno no tiene conciencia de la miseria y necesidad de miles de personas será imposible que algún día contribuya en algo a mejorar el mundo; por el contrario, seremos capaces de hacer algo más amable nuestro presente sabiendo de las necesidades de mucha gente y ayudando en lo posible a los que nos rodean.

    Un beso.

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  6. Yo pienso que cada uno nacemos con una realidad personal, que no podemos cambiar del todo, aunque sí mejorarla día a día con nuestra buena voluntad. Hay otra justicia; la de la conciencia de cada cual. Muchos mueren viendo fantasmas, pero no nos enteramos. Saludos.

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  7. Al final acertaste yendo a Salamanca la semana pasada.

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