Es la tradición, ir a la Catedral con las campanas sonando y el fresquito mañanero que tanto se agradece en las vísperas, sentarse en los bancos y observar a la gente que se acerca. Más que el propio día quince, me gusta el día en que la gente hace cola para su besamanos. Regreso a mi infancia y a la mano de quien me llevaba siempre a verla contándome historias, siempre las mismas, creo que lo hago año tras año por reencontrarme con su mano arrugada, la misma que después me llevaba a ver al niño Jesús que se escondía por la parte de atrás, al monumento a Colón, que siempre había que tocarle el pie a uno de los portadores, y lo más esperado, el lagarto escondido en el patio de los naranjos. Son tradiciones que marcan el día más sevillano del almanaque particular de esta sevillana de tan sevillano nombre.
Tu regresas a tu infancia y este medio agnostico regresa a su juventud, acompañando a la futura madre de sus hijos. ¿te apuestas algo que me hace acompañarla este año una vez mas? !Es que las sevillanas sois .....!
ResponderEliminarHola, querida Dama, te hacia de vacaciones.Bueno, aprovecho para felicitarte en las vísperas de tu día doblemente feliz, por ser tuyo y por ser tan sevillano.
ResponderEliminarHoy, me despido con un pensamiento:
"El que espera desespera, y a veces, hasta cae en la desazón"
Besos sinfónicos.
Felicidades, por todo.
ResponderEliminarUn beso, mi querida Dama.
Si todo sale bien, hoy yo participo de una tradición prestada… a ver…
ResponderEliminarKisses, y felicidades por si mañana se me olvida
Felicidades estimada Dama.
ResponderEliminarMuchas felicidades. por cierto si vas a mirar al lagarto, y si no te importa, te giras 180 grados y le das recuerdos mios la fachada q mas me gusta de Sevilla. Besos. Luis.
ResponderEliminarEn estos días de la Octava, muchas felicidades.
ResponderEliminarLlego tarde para felicitarte. Bueno, nunca es tarde: ¡felicidades!
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