
Lo busqué en mi punto de venta habitual y en los no habitual, Corte Inglés todopoderoso incluido, sin éxito, descatalogado en todos sitios. Opté por internet, donde me encontraba con la misma circunstancia, salvo en Argentina, lugar de origen del escritor, donde aún se encontraba en las estanterías de las librerías. Decidí olvidarme de él, tampoco sabía demasiado de un título como para arriesgarme a pagar tres veces más su precio para pedirlo por correo y aunque nunca lo olvidé, no perdí la esperanza de leerlo, sobre todo cuando mi querido amigo Cienfuegos me comunicaba que se marchaba a buscar el fin del mundo cerca de Buenos Aires, y pensé que la literatura puede ser algo fascinante pero sobre todo, algo mágico. Y así fue como me encontré este verano con la maravillosa historia del Capitán Eulogio de Aguinaldo, "marino, boticario, cocinero y mejor amante", y con una novela llena de la magia que envuelve a los libros que vienen a nosotros como si fueran predestinados, para mayor grandeza del misterio que envuelve al placer de la lectura y de los sueños.
Pues sí, querida Reyes, hay libros que nos persiguen y no terminan de hacerlo hasta que acaban en nuestras manos y se dejan leer. Entoces se convierten en algo nuestro o mejor, nosotros nos convertimos en algo de ellos.
ResponderEliminarMe ha gustado eso de marino, boticario, cocinero y mejor amante. El tío tenia que ser de los buenos.
Un saludo.
Bueno, un buen café de Casablanca bien merece escuchar tu visión del libro.
ResponderEliminarQue ganas de ir a Argentina….
ResponderEliminarLo siento, el dedo señala a la Luna, y la idiota mira el dedo.
Me alegro de tu feliz casualidad y esa magia que no te deja.
Kisses
Que bueno cuando se disfruta de un buén libro.
ResponderEliminarYo, también tomo nota, por si acaso. Suelo fiarme de las recomendaciones. Gracias, Dama. Saludos.
¿Sabes lo mejor de tu entrada?
ResponderEliminarAlgo casi insignificante pero que en los tiempos que corren significa mucho. . . el cambio de dial. A veces, más de las que creemos, es bueno hacerlo.
Un beso.