domingo, 26 de septiembre de 2010

Recuerdo de Praga

Praga tiene innumerables motivos para recordarla, yo tengo uno que sobre todos los demás destaca, y no porque confirmé la excepción que confirma la regla de mi adversión a conocer gente nueva nada más sales de tu habitat natural para conocer otro país, hecho que lo hace doblemente importante.
De aquella visita queda una amistad que no es tal amistad, ya que nos separan kilómetros, fronteras entre Málaga, Cádiz y Sevilla, y sinceramente, nadie acaba llamando a quien promete llamar cada Navidad nada más inicia el regreso a su rutina diaria. En este caso, no hemos perdido el contacto que se inició un veintitantos de junio de hace seis años en la patria de Kafka, que aunque nos hayamos visto tres veces o cuatro desde aquella despedida en el metro de Madrid, unos en dirección a "Tribunales" a buscar el fin de fiesta de un particular barrio madrileño y otros a reencontarse con Sevilla dirección Santa Justa, ha permanecido ahí, para confirmar aún más la excepción .
Con ellos quedan los "pivos", los veinticuatro litros de todas las cervezas que se puedan vender en todos los bares que la puedan servir, el codillo, la mujer barbuda, la plaza del reloj, la marioneta que se atascó en la aduana del aeropuerto, la guasa con los soldados del castillo y las muchas risas durante los ocho días que los cuatro compartimos en la capital checa, metro "Invalidovna" arriba y abajo incluido.
Y todavía es más importante cuando no es necesario estar en contacto constante para sentir que eres importante, que cuentan contigo para compartir uno de los días más importantes de sus vidas. Este fin de semana he sentido esa sensación y me hace tremendamente feliz haber sido participe de ello.
Rafaella Carrá tuvo el honor de poner su granito de arena, para mayor éxito de una de las noches que mejor lo he pasado en mucho tiempo, incluido baile para una anti baile como yo hasta altísimas horas, mis pies presos de la tiranía taconil ni se manifestaron, pero especialmente por la alegría de saber que somos parte importante en la vida de dos personas que conocimos casualmente y que son el mejor recuerdo que pudimos traer de Praga.



Con cariño.

2 comentarios:

  1. ¡Que bonito, Dama!, esas amistades que están sin estar, a veces son más próximas que las que tenemos cerca, me alegro por tí. Saludos.

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  2. !Coño! Reyes, que bien escribes. Que cortito y que bonito. Lo dicho, escribes un taco de bien.
    Grácias.

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