sábado, 30 de octubre de 2010

Gordillo, paracetamol e ibuprofeno.


Aquí estoy, un sábado lluvioso con medio gripazo encima como acompañamiento. Me parece un final inmerecido tras todo lo vivido en esta semana repletita de emociones. El lunes, en un almuerzo, me parecía que no podía ser realidad que estuviese oyendo a Gordillo hablar del chulo que tenemos por okupa, de leyes, de asambleas y de acciones, y después, cuando estábamos "tan a gustito", reirnos en petí comité con sus peripecias por la Villa y Corte o con la roja, en aquellos tiempos que nadie se identificaba con ella. Y me parece increíble, cada vez que coincido con él, seguir sintiendo lo mismo que cuando tenía diez años, exactamente lo mismo, una mezcla entre admiración y sorpresa que es difícil disimular. Incluso me da igual que se me note. Después, la gran noticia que llegaba a mitad de semana, la noticia de mi vida, y el viernes, volvía de nuevo a sentarme entre béticos veteranos y béticos valientes para homenajear a alguien en nombre del Real Betis Balompié y su libertad, donde comenzó, ya a horas de retirada a tiempo, a asomar el trancazo que en estos momentos me supera. Ha sido una semana llena de emociones y la verdad, tenía que dejar constancia de ello en esta especie de cuaderno de mis sensaciones que es el blog, estoy siendo muy feliz y me apetece compartirlo con todo aquel que desee hacerlo. Un sueño que se va a hacer realidad, un par de almuerzos con tintes verdiblancos y la compañía de Gordillo, siempre tan agradable. Ahora lo ideal sería que mañana ganara el Betis, que el lunes saliera un sol espléndido para ir al Alamillo con los colegas y que el paracetamol y el ibuprofeno me hicieran efecto de una puñetera vez, Gordillo ya lo ha hecho.

martes, 26 de octubre de 2010

La soñadora incontrolable

¿Quién dice que los sueños no se cumplen?...
Desde niña he perseguido todo lo que me he propuesto conseguir y creo que todo lo voy cumpliendo, hay que ser fiel con uno mismo y sobre todo, no dejar de soñar en ningún momento. Recuerdo la mayor vergüenza que pasé en mi vida ganando el primer premio de redacción en la velá de mi barrio, al recoger la placa que todavía cuelga en una pared de la casa de mi madre y las dos mil pesetas dentro de un sobre cerrado. Ya empezaba a querer escribir todo lo que veía, sentía o deseaba, ya empezaba a disfrutar enormemente al hacerlo. He sido una soñadora incontrolable siempre y he tenido la suerte de no dejar de serlo nunca, me procuré tener a mano papel, lápiz y ganas de contarlo, y eso ha sido lo más parecido a la libertad que he conocido nunca. Escribir para que alguien te lea, qué mayor placer y leer para imaginar y seguir soñando. Llegó el blog y con él se abrió la puerta de los sueños, llegó el paro y con él, el tiempo para darle forma a la historia que me rondaba la cabeza y llegaron mis hados madrinos para hacerlos realidad.
Ahora es una realidad, esta soñadora incontrolable ve cumplido uno de sus sueños, uno de los más grandes e inalcanzables, uno de los más intensos, gratificantes, estimulantes y sobre todo, uno de los más importantes de su vida, la publicación de su novela.

domingo, 24 de octubre de 2010

La villa de Ripley

Me gusta esta película por muchas cosas, Jhon Malkovich tiene mucho que ver en ello, su personaje es, pese a ser una película que no es gran cosa, el perfecto para este actor de cara inexpresiva y creíble. Pero me gusta básicamente por la villa en la que Ripley vive. Una de las villas que un arquitecto del Renacimiento italiano, Palladio, había construído por la región del Véneto. No me canso de verla por esa casa, por sus frescos, su acondicionamiento por ejemplo, para convertirla en cocina mientras se hace un rissoto con la mejor trufa o por ejemplo, la librería que convierte el salón en lo menos parecido a vivir en un palacio. Me gusta la construcción solemne, sin ningún adorno, soberbia. La entrada de la casa, fría y elegante, casi como el personaje que la habita. Sólo por ver la casa y las calles de Padua, merece la pena volverla a ver, como ha sido mi caso.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Bien merece la pena

Por un café con complicidad literaria, bien merece la pena aguantar el achuchón aprovechado de mi ex camarero italiano favorito; por un ejemplar de "Pedro Páramo" bien merece la pena distinguir esa frágil frontera que delimita lo real de lo irreal; por una pluma que no pintaba, y que tras haberla sometido a un proceso de desmontaje y engrasado, podrá firmar autógrafos, ya lo verás, bien merece la pena llevarme en la rebeca todos los caliches de la pared de la cafetería, pero por una tableta de chocolate de Bariloche, Patagonia, 70% cacao que ya, a estas alturas, agoniza en su caja, bien merece la pena cambiar de identidad ante una llamada de teléfono y bautizarme como Fernando, porque ya lo dijo Don Mario Benedetti...

Gracias, Humphrey.



sábado, 16 de octubre de 2010

Medioestadio

Yo no iba a votar de ninguna manera, al menos, por ahora, ya que los que han decidido el referéndum no son nadie para decidir sobre lo que a este club le afecta, mucho menos para hacer un referéndum. Con legalidad, quizás lo haga, pero con ese incompetente decidiendo los designios y la historia de la entidad no. Basta que una palabra de la boca del hortera que tenemos por okupa pida algo, para que yo desconfíe a ciegas de su propósito, no hay más. Por otro lado, yo no tengo muy claro eso de cambiar el nombre del estadio, porque... ¿qué estadio es? si nos vamos a Gol Sur o a Preferencia, eso sigue llamándose Villamarín, si nos situamos en Gol Norte o Fondo, la cosa cambia, pero es que no puede llamarse de ninguna manera lo que no está acabado, lo que pudo ser platillo volante de la Palmera y se quedó en la vergüenza de los que sentimos en verde y blanco, y además, pagado por los mismos. Creo que le habría puesto "Medioestadio", pero ya lo dije antes, yo no iba a votar, ni lo he hecho, ni yo ni nadie de mis habituales. Si yo pudiera, si de verdad pudiera hacer lo que quisiera en este aspecto, cogería las letras siderales y al igual que aquella noche de enero en la que todos, y quien diga lo contrario miente, "acolapsamos" la Palmera, los reuniría en torno a la confluencia de Gol Sur y Fondo, con Amigo Vallejo, Soledad Becerril, López Garzón, etc.. y delante de todos, colgaría el "Manuel Ruiz de Lopera" bien visible, justo en la curva, y una vez acabado, que se llame como los béticos deseen, a mí es algo que me trae un poco al pairo dado lo que tenemos encima. Yo seguiré yendo a ver a mi equipo al campo del Betis, como siempre.

jueves, 14 de octubre de 2010

Veintisiete


"Quiero sentir algo que me huela a vida, que mi sangre corra loca de pasión, descubrir la música que hay en la brisa, la luz profunda y el amor".
Nadie definió mejor el concepto de felicidad, libertad y pasión que conozco con una frase que es casi mi himno, nadie me ha llevado volando por las estrellas una a una entre sus canciones...
Jesús de la Rosa, veintisiete años sin su voz.


domingo, 10 de octubre de 2010

Respeto

Entiendo que todos tenemos derecho de estar donde nos dé la gana, pero entiendo que tenemos que ser respetuosos al menos, con el lugar donde nos encontramos. El pasado viernes debatíamos sobre cofradías al sevillano modo de la barra, el camarero y los contertulios añadidos, que ya casi a la hora del cierre, eran un señor solitario que apuraba su cubata, un par de parroquianos afines a los gustos capillísticos del barman, exquisitos por cierto, y una pareja de habituales de los que pululan por la calle Feria y alrededores, ojillos brillantes, rastas y ella, un rosario de comentarios absurdos e irrespetuosos acerca del toreo y nuestras cofradías. Todos callábamos por entender que eran un par de gilipollas que no tienen nada mejor que hacer que fastidiar en donde no se sienten ubicados e imponer lo que ni ellos se creen en su particular mundo en el cual creen que son diferentes. Nosotros, con nuestra tertulia cofrade en ebullición, no le prestábamos atención, pero el barman sí, él no podía más. Con una frase rotunda y clara como el agua los mandó directamente a la mierda y los invitó, con mucha gracia, a salir del bar, y es que si se presume de tolerancia y de respeto, no vayas, por ejemplo, a criticar a los toreros en un lugar que luce con orgullo la partida de nacimiento del mismo Juan Belmonte, aunque yo estoy convencida que ni siquiera saben quien es.


viernes, 8 de octubre de 2010

Nóbel

Casi se me sale el corazón al escuchar la noticia, es increíble cómo te afecta quien tanto te afecta cuando escribe, para bien o para mal, en este caso, lógicamente para bien. Tengo la suerte de admirar por haberme hecho cómplice de su sentimiento a Benedetti, a García Márquez, a Murakami, a Muñoz Molina, a Auster y como no, a quien acaba de ser galardonado con el nóbel de literatura. Algo tarde, pero al menos, ya es un hecho. Recuerdo cuando leí por primera vez una obra suya, fue un regalo de un amigo y la verdad, me cogió por sorpresa. Se llamaba "Elogio de la Madrastra"y me cautivó por su riqueza a la hora de contar situaciones tan cotidianas como eran, por ejemplo, las abluciones de Don Rigoberto. Años más tarde llegaron "La ciudad y los perros", "Conversación en la Catedral" y uno de mis títulos de culto, "Pantaleón y las visitadoras", comprada en una librería de Fuengirola de segunda mano y que se convirtió en uno de los títulos que mejor me han hecho pasar unas vacaciones y de las que más tiempo me han tenido pegada a la butaca, una de las pocas novelas que me han arrancado carcajadas y una de mis cinco recomendadísimas. Pero fue con "La Fiesta del Chivo" cuando me rendí a la grandeza de este escritor, una novela valiente que te deja hecha polvo durante días, porque lo que cuenta es completamente sincero y cruel. Por ello, estoy muy contenta de que Don Mario Vargas Llosa haya sido reconocido de esta manera estando tantas veces en las quinielas de los aspirantes, para que no le ocurriese como a otro Don Mario, Benedetti, que aunque nunca estuvo como candidato, si ocupa un nóbel en mi corazón y como no, en mi humilde biblioteca.


jueves, 7 de octubre de 2010

Sofía y la Credence

Que una mañana empiece con Sofía Loren augura buenos presagios. Había quedado con un amigo para tomar café donde siempre, y amarrando la bici en el arco que siempre suele estar abarrotado, casi siempre acompañado por las flores del kiosco de al lado y mis estornudos correspondientes, la ví. A mí Sofía Loren me encanta, por muchos motivos, y recordé que debería de volver a homenajearme con una nueva dosis de "Los Girasoles" por ejemplo este fin de semana que mi cabeza predice lluvioso. Llegué con tiempo, compré el periódico y eché la primitiva, siempre con el único deseo de que me facilite vivir, por ejemplo, cerca de la Loren. Un señor de gafas y bigote limpiaba la vitrina de los puros habanos y yo esperaba pacientemente con el boleto que llevo años presentando en la mano y escuchando de fondo, como otra sorpresa del día, a la Credence Clearwater Revival.
-¿Es la Credence".
El señor no me contesta, pienso que no me ha oído cuando caigo en la cuenta de que está escribiendo en un papel ..."Sí". Está operado de la garganta, qué apuro, qué curioso, un encargado de estanco operado de la garganta. Cuando salgo del local con las ganas de haber mantenido una buena charla musical, me doy de bruces con el eterno punki y su litrona, ruego a las flores que oculten mi visión, espero que no me vea, ya que es imposible reducir la conversación con él o al menos, hacerla interesante. Cerca del punto de encuentro me cierran el paso dos señores que cargan una barra llena de trajes de comunión, horror, y tras tomar un agradable café, como siempre, entre libros y música de Triana, regreso a mi bici. Esta vez no me cruzo con los señores y los trajes de Comunión, es Pintinho quien me sale al paso. Curioso. Libero mi bici, me despido de Doña Sofía y cuando llego a mi casa, pongo a la Credence, ya que me había dejado el gusanillo el señor de las gafas, bigote y limpia cristales, y curiosamente a mi amigo Julio, le ha dado precisamente esta mañana, por recordar a la Credence y por sugerir aires tarifeños de libertad en una furgoneta Caravelle...

domingo, 3 de octubre de 2010

No diga gol, diga "Mel"

El artífice del notable cambio que se aprecia en nuestras caras al ver el número de goles-partidos y derrotas, por ejemplo, ha conseguido que además, me coja el atasco de regreso entre los callejones de lujosos chalés heliopolitanos que hacía mucho que no me cogía. El saludo del equipo en el centro del campo tiene la culpa de que tarde en llegar a mi casa lo que nunca he tardado, pero es que soy incapaz de mover un pie de mi localidad porque me encanta formar parte del baño de aplausos en los que se envuelve el equipo al final del partido por ser precisamente eso, un equipo. Y además, con el añadido emocional del regreso del himno del centenario. Es muy emocionante observarles dándonos las gracias a los aficionados, que por otro lado no les cuesta ningún trabajo hacerlo, pero... ¿Cuándo ha ocurrido algo así?. Desde que Mel llegó a Heliópolis todo ha cambiado, absolutamente todo. En cada rueda de prensa post partido, nos regala un titular con su sinceridad, franqueza, honestidad y su gran conocimiento deportivo, yo diría que incluso psicológico deportivo y nos ha devuelto la ilusión a la grada básicamente porque ha conseguido que incluso perdiendo jugando al fútbol, sea comprensible una derrota. Pepe Mel me ganó en aquellos años tan especiales del "no diga gol, diga Mel", años de Puma Rodríguez, Calderé, Pumpido o Chano, años de ascensos, descensos y pichichis. Ahora me ha ganado aún más con su temple a la hora de lidiar una situación insostenible nada más llegar a la Palmera, presentando jugadores, preparando la pretemporada y además, capeando el temporal que arreciaba entre los Juzgados y la ocupación oliverico-navarra de la poltrona, y a pesar de ello, construir un equipo con gente que siente lo que lleva en la camiseta y entre los pies y que además, conecta con la grada porque sabe jugar al fútbol, porque hacía mucho que en este Betis no se jugaba al fútbol y además, conseguir mantenerlo a cubierto del temido temporal y pensar solo en el balón, que no es tarea fácil.
Ahora, domingo tras domingo, me acuerdo de aquello de "No diga gol, diga Mel" y me vuelvo a alegrar de que de nuevo la frase esté sonando por el beticismo que vuelve a ser feliz gracias al protagonista de la misma, y me sorprendo por las vueltas que pueden dar las cosas en este mundo tan pasional, tan de mentira a veces y tan particular que es el balompié. Por ello, gracias, Pepe Mel, por colaborar en volver a convertir la palabra gol en un nombre que de momento, se ha repetido quince veces; quince "Mel" en vez de "gol" que invitan a soñar con el soñado ascenso.

viernes, 1 de octubre de 2010

ONE noche inolvidable

Diez meses con la entrada en un cajón para esperar lo que me esperaba y que ha sido superado con creces. No son de los grupos que más me gusten, pero no me habría perdonado no haberlos visto, por ello diez meses atrás, no lo pensé; amigo Fernando, dos entradas. Creo que he vivido algo que contaré a mis nietos, creo que he vivido algo inexplicable, a lo que no encuentro palabras para poder definir y creo que he vivido algo que dudo vuelva a vivir alguna vez en mi vida, al menos si no le da por resucitar a Syd Barret, Freddy o alguno más, a Mark Knoppfler por reagrupar a su banda o a Roger Hodgson por imitarlo y con Supertramp, darse una vuelta de cuarenta cumpleaños por esta ciudad que tan poco acostumbrada estar a no poder pegar ojo en toda la noche después de haber vivido una noche inolvidable, ONE noche inolvidable entre los brazos de una araña de 360º.