jueves, 7 de octubre de 2010

Sofía y la Credence

Que una mañana empiece con Sofía Loren augura buenos presagios. Había quedado con un amigo para tomar café donde siempre, y amarrando la bici en el arco que siempre suele estar abarrotado, casi siempre acompañado por las flores del kiosco de al lado y mis estornudos correspondientes, la ví. A mí Sofía Loren me encanta, por muchos motivos, y recordé que debería de volver a homenajearme con una nueva dosis de "Los Girasoles" por ejemplo este fin de semana que mi cabeza predice lluvioso. Llegué con tiempo, compré el periódico y eché la primitiva, siempre con el único deseo de que me facilite vivir, por ejemplo, cerca de la Loren. Un señor de gafas y bigote limpiaba la vitrina de los puros habanos y yo esperaba pacientemente con el boleto que llevo años presentando en la mano y escuchando de fondo, como otra sorpresa del día, a la Credence Clearwater Revival.
-¿Es la Credence".
El señor no me contesta, pienso que no me ha oído cuando caigo en la cuenta de que está escribiendo en un papel ..."Sí". Está operado de la garganta, qué apuro, qué curioso, un encargado de estanco operado de la garganta. Cuando salgo del local con las ganas de haber mantenido una buena charla musical, me doy de bruces con el eterno punki y su litrona, ruego a las flores que oculten mi visión, espero que no me vea, ya que es imposible reducir la conversación con él o al menos, hacerla interesante. Cerca del punto de encuentro me cierran el paso dos señores que cargan una barra llena de trajes de comunión, horror, y tras tomar un agradable café, como siempre, entre libros y música de Triana, regreso a mi bici. Esta vez no me cruzo con los señores y los trajes de Comunión, es Pintinho quien me sale al paso. Curioso. Libero mi bici, me despido de Doña Sofía y cuando llego a mi casa, pongo a la Credence, ya que me había dejado el gusanillo el señor de las gafas, bigote y limpia cristales, y curiosamente a mi amigo Julio, le ha dado precisamente esta mañana, por recordar a la Credence y por sugerir aires tarifeños de libertad en una furgoneta Caravelle...

3 comentarios:

  1. Un comienzo de mañana muy movidito,y además placentero con la Loren y los Credence. Eran mis ídolos.

    Un abrazo

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  2. Ya quisiera yo tener el valor de Sofía Loren para buscar a Marcello a Rusia.

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  3. O el de mandarlo de regreso cuando va a buscarla a Italia, no sé cuándo de las dos veces es más valiente.
    Creo que mejor no veo la película, es mejor pasar un fin de semana lluvioso ante una tortilla anti depresiva, eso sí, de veinte huevos.

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