lunes, 7 de febrero de 2011

Pasar la vida

Me habría quedado a ver cómo la claridad que había ganado la partida a la bruma, poco a poco desaparecía por la llanura dejando paso a la luz rosada del atardecer. A lo lejos, pueblos difuminados y carreteras por donde circulaba la vida; la misma vida cotidiana a mis espaldas y yo justo entre medias. Conmigo, mis cosas y una sensación de bienestar muy reconfortante Es uno de mis rincones secretos, de los que me ayudan a ser feliz. Estar sentada frente a los colores que te ofrece la escena y dejar el tiempo pasar es de las mejores cosas que se pueden hacer si se tienen sueños y melancolía. Si no se tienen ni sueños ni melancolía también es un lugar idílico, para relajarse y pensar en nada importante, dejar la mente en blanco y observar el paisaje, dejar que pase el tiempo lentamente mientras el sol empieza a recoger sus bártulos dejando una amalgama de colores como recuerdo de un sábado de febrero que sin pensarlo, volví a uno de mis lugares en el mundo, la Vega de Carmona. Volví, como siempre, a prometerme volver.



4 comentarios:

  1. Rafa, de uno de los dos8 de febrero de 2011, 0:47

    "...Silencio, brisa y cordura
    san aliento a mi locura
    Hay nieve, hay fuego, hay deseos
    allí donde me recreo."

    De Antonio Vega

    Saludos

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  2. Tuve la suerte de trabajar en Carmona. Lo maravilloso de su vega es verla envejecer al atardecer y despertar en el parador viéndola bostezar con la cortina suave de su alcoba al amanecer.

    Hermosa entrada Dama.

    Besos

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  3. ¡Que maravilla de paisaje!,¡ que tranquilidad !, ¡que belleza!, amiga Reyes.Y es que el pueblo de mi padre es mucho pueblo.Extraordinaria también la elección por tu parte del acompañamiento musical.Un fuerte beso.

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  4. Yo voy y vengo todos los días... en realidad, es que vivo allí...

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