miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ghymkhanas

Le conoció sin conocerle hará algunos años, en aquellas noches de soledad y tristeza recogidas en un sofá azul. Compartieron confidencias y chocolate, música, sueños y todas aquellas aristas de la vida que a ambos les arañaban el alma. Ni había secretos ni había espera, estaban lejos el uno del otro pero al mismo tiempo nunca hubo nada capaz de separarlos, como nada hubo que les atara, salvo las ganas de volver a estar en contacto. Ambos irreales y ambos entrelazados por todo lo que puede entrelazar a dos personas sin lazos de ningún tipo. Pero él buscaba algo que no estaba en las montañas, algo que le hiciera descender de la alta cima de la honda negra pena. Desde hace pocos días ya tiene a su lado el motivo que puede atarle al suelo, y ella se alegró profundamente como siempre, a miles de kilómetros o entre sus brazos.

2 comentarios:

  1. hay veces, querida Dama, que se está a miles de kilómetros aun estando entre los brazos de alguien, gracias a Dios, ese no es mi caso...

    Un beso desde Granada

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  2. Es tan habitual eso de estar a miles de kilometros aún estando pegado al otro que quizá por eso el mundo haya perdido su rumbo teniendo que soportatr que cada uno de nosostros tire para su lado

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