La libertad se encuentra en aquellos pequeños momentos en los cuales, has de superarte. Cuando los has conseguido, te sientes libre. Te sientes tu. Cuando subí al avión que me llevó a conocer la costa irlandesa, saboreé el dulce sabor de dicha libertad que se esconde en las metas superadas. Desde el acantilado, cumpliendo un sueño visual que me llenaba la cara de sal y me dejaba pelos de loca, y con los cinco sentidos puestos en el "irish boy" de Sir Mark Knopfler, supe que a mi vida, ya había llegado la hora de dejar de contar hasta diez. La libertad está en mi café de las tres y cuarto mirando a mi pajarito, en mi pensamiento y en ser como soy, pero también se encuentra en una canción que te recorre la espalda, que te hace cerrar los ojos y tras dejarte ir, te sientes diferente; como si te poseyera Janis Joplin o Aretha Franklin, por ejemplo. Una starway to heaven, una black magic woman o una querida Milagros. La libertad está en una lectura con los pies descalzos en alto sobre el respaldo del sofá, en un escaqueo con paradero desconocido de pocas horas, desgraciadamente, en subir a la bici y llegar al Guadalquivir o como ahora, oír la lluvia mientras amanece y desde la pantalla del ordenador, te espera la página en blanco para desgranar precisamente todo esto, y ser libre para hacer lo que más te gusta en el mundo. Ser una misma y vivir para contarla.
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