lunes, 12 de enero de 2015

Night Calls

Acabo un fin de semana maravilloso de buena compañía, risas, besos, con incluso un gol memorable de Rubén Castro, y la voz de Joe Cocker como broche de oro, gracias a un programa de radio al que llego empezado. Y es maravilloso. Es sencillamente maravilloso que una canción te haga emocionarte de esa manera, porque mientras preparas la cena, escuchas la banda sonora de "Oficial y Caballero" esa pelicula truño y maravillosa, con ese Richard Gere absolutamente inclasificable subido en esa moto rescatando a una Debra Winger quemada del trabajo. Qué envidia. Quien no haya soñado con ser ella, que tire la primera piedra, o con bailar como Kim Bassinger delante de la persiana y la cara de bobo de Mickey Rourke.
Suena de fondo "N'Oubliez Jamais", y sabes que está a tu lado, tan lejos, y te acuerdas de tu adolescencia, con "Many rivers to cross", en aquel cursi anuncio de colonia, la cual por cierto, tuve, sin usar, con todo el orgullo de haberla comprado por la canción. O el "Delta Lady", tan grandiosa, tan identificatoria, y tan bonita, y te ves a ti misma en aquel poyete, a finales de los ochenta, fuera del recinto del "Cita en Sevilla", con la carpeta de estudiante y aquel novio, sin saber muy bien él qué escuchaba y tú sí, porque al menos, oías esa voz que te olía a colonia de anuncio.
Y suena "I can stand a little rain" y certificas que él tiene ese poder de colarse dentro mía porque quizás transmita como pocos han hecho, Aretha, Jesús de la Rosa, Serrat, Lole, Janis, Etta, Ella, Billy, y alguna guitarra memorable. Esa canción ya te tiene las lágrimas a punto. En mi vida suele haber momentos con la música determinada, con canciones que enlazan, y canciones que están para ser recordadas como banda sonora perfecta de ese momento. Y llegan ellas, las "Night Calls", como recuerdo musical dulce del que ya es un fin de semana inolvidable, con alguna de esas situaciones que jamás se pueden contar pero que nunca se podrán olvidar: con sentimientos compartidos, por esa pasión que en definitiva, solo trae el hilo conductor de la música.

Venía pensando mientras conducía, oyendo a Janis Joplin con la luna como testigo, que Benedetti decía que la música es el medio de expresión más grande después de la mirada, y yo creo que nada une más que una buena canción, capaz de llevarte, traerte y de además, recordarte lo vivido; capaz de devolverte a ese momento solo tuyo, secreto y compartido.
Y quien mejor que Joe Cocker para ello.