jueves, 27 de agosto de 2020

Historias Sonoras; "My sweet lord"


Para que la inspiración fluya, basta que suene el redoble de tambor que tengo como notificación de mensaje de whatshapp; llevaba algún tiempo queriendo escribir los muchos vínculos emocionales que me unen a las canciones y viceversa, almacenadas en mi mente y en uno de mis innumerables cuadernos, donde esperan títulos de canciones con sus porqués con sus cómos y sus cuándos para salir al terreno de juego, y yo estaba en el centro del campo y no sabía a quién pasar el balón. 
 
Mi tío Pepe es un personaje, un hombre peculiar lleno de historias increíbles e interesantes, que ha sido en la vida entre otras cosas y por encima de todo, carpintero, nombre por el cual es conocido. Pepe, el carpintero, ahora cultiva un huerto urbano a las afueras de la ciudad, desde donde los aviones les saludan cuando se disponen a tomar tierra, será por ello que sus calabacines, sus tomates, sus acelgas o sus lechugas, no sufren del mal de altura. De joven se parecía a un Felipe González de chaqueta de pana y carteles, aquel de días de mayoría absoluta y rosas que ahora, ya no se parece ni a él mismo. Esta niña que ahora escribe, en aquellos veranos a la umbría de la persiana bajada, con la fuente de fresas con naranja tan indisoluble a ese recuerdo, no entendía la situación que se vivía en aquella casa, al ser él uno de esos millones de parados de aquella época negra en la historia de España. Cada vez que en aquel piso diminuto, donde vivía con mi tía, mi abuela, mis tres primos, un mueble bar atiborrado donde asomaba el lomo color arena de un ejemplar de "¿Que fue de Baby Jane?" y una mesa redonda que con una sola pata vencía la gravedad, sonaba la voz Alberto Cortez, a Pepe el carpintero se le vaciaba el serrín que acumulaba en su rincón del alma. 
Ayer sonó el redoble de tambores, con una notificación de "Tito Pepe" quien me mandaba un vídeo de Billy Preston con Eric Clapton cantando "My sweet lord" sencillamente porque se había acordado de mi, abriendo la caja de la inspiración. Lo que él quizás no sepa es que en mi rincón del alma tiene sitio preferente, entre los tomates, sus historias increíbles y la voz de Alberto Cortez, a quien siempre estará vinculado, verdadero sweet lord de Granaína street. 

#HistoriasSonoras 

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