Llovió tanto aquel comienzo de año que cuando salió el sol, parecía que lo traía tu sonrisa. Esa sensación me dio nada más miré el reloj de aquel luminoso lunes de febrero en las que marcaban diez minutos pasadas la una de la tarde. Mirar tus pies y manos, tan grandes en tu cuerpo tan pequeño, me hacían sentirme la mujer más feliz del mundo disfrutando de tu sonrisa. Una sonrisa también grande, como tu nobleza y tu personalidad llena de aspectos que te hacen diferente; tu colección de piedras, tu bola del mundo, tu boomerang, tus dibujos, tu foto con Miki Roqué y Beñat debidamente enmarcadas, tus twitters a Cristiano Ronaldo o a estrellas de la NBA, tu caja de estampas, tus miles de vocaciones laborales; padre, presidente del Getafe, minero, jardinero, fotógrafo, piloto o ahora la que más está durando, DJ.
Me observas con atención y con los ojos muy abiertos asistes a cualquier explicación que te haga sobre cualquier cosa sea o no insignificante, y todo te interesa saber su porqué. Y eso es magnífico. Te gustan Los Simpson, Phineas y Fer y el maravilloso mundo de Gamboll, y al mismo tiempo, te quedas embobado con las películas que tu hermano selecciona y considera como joyas del cine, o callado como un mudo en un apasionante e intenso partido de su y mi Betis.
Ahora, doce años después, empiezo a observar, que ya no eres ese niño de largas piernas que andaba de puntillas con su cocacola siempre con cañita y que no quería que nadie se le acercase en la playa. Te miro y veo que empiezas a dejar de serlo, que tu transformación adolescente ya empieza a producirse, y me acuerdo de aquella mañana de febrero en la que llenaste con tu sonrisa ese espacio que mi corazón guardaba para personas especiales. Y nunca dudé de que serías especial, incluso antes de conocerte en aquella mañana de febrero que tu sonrisa grande, se llevó la lluvia.
Él: Hipérbole de tu alma.
ResponderEliminarHipérbaton en tu vida.
Fdo: m-doble
Bsss1000
Una fría noche de Diciembre, una Candela me dió calor e iluminó mi vida...ole por las personas especiales, y por los huecos que llenan en el corazón.
ResponderEliminarUn beso desde Granada