Tengo tan pocos amigos que miedo me da extender la mano para contarlos. Guardo algunas demostraciones de amistad de las leales afortunadamente; muchas superficiales de barras de bar, vertederos de amor y demasiadas de "me gusta" y retuiteado. También guardo decepciones; ha pasado por mi vida gente que se colocó en el pedestal infranqueable de aquellos que llegaron a decir una palabra tan seria e importante como "te quiero" y que hasta a ellos les viene grande. Tremendas decepciones que a día de hoy, el olvido les ha puesto en su sitio. He conocido a muchísima gente, de todo tipo, por ser como soy, y me he dado cuenta de la cantidad de personas que conozco que no me aporta nada, que no merece la pena, pero que están a mi lado solo por estar. Y de esas decepciones personales, el armario que tengo en mi alma, está lleno, incluyendo alguna incorporación dolorosa por su origen. Por eso, cuando a través de una maravillosa conjunción de casualidades, llegan a tu vida personas extraordinarias, que vienen cargadas de diferencia e ilusión, tienes que atarlas cortas y abrirles tu corazón.
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