Setas

Pequeño. Si tuviera que quedarme con un calificativo tras asomarme esta mañana a conocer la obra faraónica de nuestro Alcalde es ése, pequeño. Tantos andamios me habían hecho una errónea imagen y me parecía que al acabar la obra, sería algo inmenso que englobaría desde Puente y Pellón hasta el portal de mi amigo Jacobo casi en la estrechez de Regina, pero me he llevado una tremenda sorpresa. La amplitud de la calle me ha dejado gratamente sorprendida, y su claridad, y me han gustado. Y mucho. No era yo capaz de decantarme por un sí o por un no cada vez que me preguntaban si me gustaban, a veces decía que sí, que era un pelotazo arquitectónico que a esta Sevilla tan suya tanta falta le hacía para empezar a salirse de sus patrones, y otras veces decía que no, aunque sólo lo dije una vez, para no mentir, y fue viendo a la Macarena pasar por su entorno. Ahí me salió la turris hispalensis que llevo dentro. Hoy me he quedado sin palabras. Me moví de lugar y las observé por cada esquina, y cada vez me gustaban algo más. Me aposté un buen rato al lado del señor de la foto y reflexioné que sólo encontraba un detalle en su contra, olía a pescado. A su favor, la satisafacción personal de ver a mi ciudad desencajonarse de lo típico. Y por ello, todavía me gustan más.