Matute y las frases

De mayor quiero ser Ana Mª Matute. No para ganar el Cervantes, sólo para llegar a no temer la palabra "felicidad" ni siquiera por estar llena de ella al ofrecer su discurso tras recoger el galardón. También porque yo suelo encontrarme con Dulcineas en vez de Aldonzas y aunque no soy tan brillante como para encontrar en la sabiduría de San Juan de la Cruz las palabras exactas, si pienso como ella en "quien no ama está muerto". Quiero llegar a su edad y ser fiel a mi misma como lo es ella con su imaginación, que ojalá nunca me abandone, pero sobre todo por soñar, por no dejar de inventar y por regalarme esa frase que me ha sacado la particular chispita azul de mi terrón de azúcar. Nadie cumple mejor el perfil de a quien me quiero parecer cuando llegue a su edad. Incluso yo, al igual que ella, también tengo a la literatura como el faro salvador de muchas de mis tormentas, y si es su propia literatura, mejor que mejor. Nunca le podré agradecer lo suficiente ni su maravilloso "Paraíso Inhabitado" ni las frases que me ha dejado tras leer la crónica de su discurso. Siempre será mía ya aquella frase maravillosa de que "el que no inventa no vive", porque no puede ser más sincera, ni más representativa, ni más oxigenante para esta eterna soñadora que intenta ser una escritora.