La clase magistral

Los que soléis frecuentar este rinconcito de la blogosfera, a los mismos que aprovecho para pediros disculpas por mi prolongada ausencia en toda la amplitud de la palabra y que espero pronto recuperar, sabréis de mi pasión completa y absoluta por el rock andaluz. El día de la música no pudo estar mejor dedicado para ello. Una clase magistral de Gualberto y su sitar, toda una demostración de porqué el flamenco viene de la India y que me dejó con la boca abierta, de igual manera que lo hizo Manuel Molina, aunque mejor cuando canta que cuando habla. Recuerdo de Smash, la psicodelia sevillana del estanque de los lotos y aquel maravilloso tándem creado por la sociedad Lole y Manuel.

Un clase magistral por el día de la música para quince o veinte afortunados amantes del rock andaluz que tuvimos la suerte de disfrutar de la sabiduría de dos grandes mitos aunque para ello precisamente no fuesen las horas más adecuadas, ya que como bien decía Manuel hablando que no cantando, las once de la mañana no son horas flamencas, son horas de desayuno, y pese a ello, nos dejó boquiabiertos.