Hoy he pasado una tarde en cierto modo bien mal empleada. Ahuyenté mis ganas de salir de la sala sentándome en el borde de la fila y cerca de la salida. Mi apéndice estaba completamente entregado con la historia, y yo la seguía con más o menos interés. Me agarraba del brazo para que notase su satisfacción, por la película y por estar allí, a mi lado, el de la que nunca va al cine, como quien ha adoctrinado a una agnóstica. Me hacía gracia verle cómo acercaba la cabeza a ver si estaba dormida, que me ha costado; sesión de las cuatro y sin café, y aguantando estoicamente.
De camino, todo el tiempo agarrado de mi mano cuando ya no lo hace porque tiene diez años, y muy satisfecho por la decisión a última hora de su prima de declinar mi invitación para acompañarnos.
Al salir, contento por lo mucho que le había gustado la película, me propuso hacerlo una vez al mes durante toda la vida, y por supuesto que le dije que sí aceptando con mucho gusto esa complicidad cinematográfica que acaba de crearse, aunque siga pasándolo mal en una sala de cine y siga sin gustarme ni el ambiente palomitero cocacolero, ni la oferta, ni la visualización en semejante recinto, pero a la propuesta de mi compañero es imposible resistirse. ¡Que tiemble Boyero!
si todavía no has visto Phineas y Ferb, la película, a través de la 2ª dimensión... no vayas...
ResponderEliminarsi no, lo siento mucho, te acompaño en el sentimiento...
¿Con quién mejor? un sacrificio mas o menos... ¿para toda la vida?...pronto le dará verguenza de ir contigo.
ResponderEliminarEl domingo estuve en tu querida Sanlucar, en la feria de la tapa, me dí un garbeo por la playa y otro en el trén. Un día de estos haré una entrada con las fotos que hice.
Un saludo.