sábado, 12 de mayo de 2012

Veinte años no es nada



Saliendo de su asombro estaba mientras me contaba lo que le acababa de pasar, y yo escuchándola, me acordaba de aquella canción de Triana que se llama "Corre" y que a nadie le gustaba porque se la consideraba nada propia del estilo trianero, y que aunque tengan toda la razón, a mí me gustaba. Quien la conozca sabrá de sobra, valga la redundancia, de lo que hablaré a continuación. Hacía más de veinte años de esa primera vez que le vio, y aunque le gustó desde el primer momento, supo que él jamás se fijaría en ella, principalmente porque en ella nadie se fijaba. Ese día había llovido, y siempre le recordó con un chubasquero "Karhu" rosa y azul tan de moda en esa época y que formaba parte de su piel,ya que siempre lo llevaba, su ligeramente cruel ironía y esa sonrisa inolvidable que le hacía atractivo pese a no serlo en absoluto. Tenía poca conversación, exceptuando algunas charlas musicales, y una rivalidad deportiva acusada que le ponía gracia a la cosa. De él conserva un llavero de la cara de su virgen y la cita que cada Semana Santa tiene con su cofradía, que nunca es en el mismo sitio. Es el único recuerdo que solo una vez al año aflora, de aquella época de sonrisas atractivas y canciones de los Depeche en el viejo arrabal de Sevilla.
Ahora se encuentran de nuevo por una de esas casualidades de la vida, no importa el lugar, el modo o la forma y retoman, como si lo hubieran preparado, una conversación que se quedó sin acabar en una parada de autobús una noche de mayo de 1990 en la que ni se subieron al autobús ni se dijeron las cosas claras. Después pasan estas cosas. Resulta que esa ironía cruel no era más que timidez y que detrás de las canciones de los Depeche solo habían ganas de permanecer junto a ella, y ella ni se lo cree ni se lo esperaba. Su sonrisa de siempre seguía intacta, y aunque estaba algo más gordo, ella aún le seguía viendo atractivo aunque no llevase el famoso chubasquero. Una sonrisa que se evaporó cuando le dijo que siempre  le había gustado muchísimo, pero que nunca se atrevió a dar el paso porque ella no mostraba ningún síntoma de interés. Y me lo creo. Y seguro que hasta le temblaron las piernas al oírlo. Quien me lo cuenta, ahora, anda con la mirada alta, pero siempre la llevó fija en el suelo víctima de una timidez absurda y un complejo de inferioridad ridículo. Y resulta que ahora quiere invitarla a tomar un café, porque se ha quedado de piedra al ver lo bien que le han sentado los veinte años que hacía que no la veía. Y yo, conociéndola, sé que no irá a por ese café...  ¿ o sí? quién sabe, la gente cambia mucho en veinte años....

Tanto tiempo tuvo que pasar, 
tanto tiempo sin saber que era de tí.
Y ahora que feliz estaba yo
tú te acuerdas de mí.
Vuelves diciendo
qué pudo ocurrir
como buscando tu orilla en mi lago 
si la puedes ver
tú si la puedes ver
de despedida.
Tanto tiempo tuvo que pasar
tanto tiempo sin saber que era de tí.
Y ahora que feliz estaba yo
tú te acuerdas de mí

(Triana, Corre.)





8 comentarios:

  1. Suele ocurrir, pero nunca segundas partes fueron buenas. No creo que resultara si ella se decidiera.

    Un abrazo

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  4. yo iría al café, por lo menos habrá una charla, muchas miradas y veinte años de recuerdos...

    Un beso desde Granada, de primera!!

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  5. Si va o no va al café, quedará marcada por la decisión que tome. En cuanto al amigo/a anónimo/a, ese dato desvelaría la trama, y hay que imaginar.

    Granaíno... no sabes cuánto me alegro!

    Besos.

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  6. La decisión que tome será siempre la errónea, por eso cómo escribió Jardiel Poncela "Cuando tiene que decidir el corazón, es mejor que decida la cabeza".

    Un beso c.d.m.

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  7. ¿y no le hiciste los coros?...
    ¡uuu uuu uaah!... ¡uuu uuu uaah!...
    perdiste una gran oportunidad para el absurdo...

    es cierto, en la vida real lo del café nunca llega a puerto... ni pasado, ni futuro, hay que consumar digo consumir en el acto...

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