lunes, 3 de diciembre de 2012

Réquiem por mi bici

El sábado me quitaron mi bici y con ella se llevaron parte de mi identidad. Esa bici era mi libertad, y a veces, como ocurrió ese mismo sábado, pura alegría de vivir. Salía de una jornada laboral interminable y con miles de cosas en la cabeza y solo pensar en subirme en ella y pedalear sin rumbo fijo, ya me aliviaba la tensión y el cansancio acumulado. Me liberaba. Ese sábado, curiosamente, pareció que todo se ponía de acuerdo para pasar con ella una tarde inolvidable, como si me preparase una despedida; una tarde fría pero luminosa,  un paseo delicioso por la orilla izquierda del Guadalquivir y en el oído izquierdo, siempre de un solo auricular, una selección de buena música, con Queen y su "Don't stop me now" como banda sonora. Esa canción sonaba cuando paré para contemplar el río un par de minutos sentada en su orilla. La tumbé en la hierba y reparé en la cuenta de que necesitaba de algunas mejoras. De muchas mejoras. De vuelta, en ella, me sentía plena, feliz y decidida a hacerle una buena puesta a punto mañana. De esos mañanas míos que se convierten en semanas..
Con ella he vivido muchas experiencias como esa, me ha facilitado desplazarme rápido sin complicaciones y tener buenas piernas, porqué no reconocerlo, y aunque la tenía algo descuidada, mi bici era mi fiel reflejo.

Paré a comprar algo que en realidad no me hacía falta, pero paré. La amarré como es debido y cuando salí a por ella en menos de diez minutos y no la vi, sentí que me habían arrancado algo de mi misma. Estaba un poco en estado de shock, como si me estuviesen gastando una broma, como si apareciese el de "Inocente, Inocente" con el absurdo ramito de flores. No me lo podía creer. Sé que se solucionará comprando una nueva, pero ninguna la igualará. Esa bici la compré con esfuerzo y con ilusión, y con ella me he sentido viva. Era la BH similar a la que tuve también de niña, y que también en esa época me proporcionó un tipo de libertad diferente y me ayudó a sentirme bien.
Mi bici era parte de mi misma, y parte de esa libertad que solo yo conozco y necesito. Seguro que quien me la robó no tiene ni idea de ello.



1 comentario:

  1. ¡que putada!
    Cuánto nos gusta aferrarnos al sentimentalismo y reflejarnos en objetos que representan nuestra propia vida, nuestro existir profundo y emotivo, somos así, que le vamos a a hacer, tomatelo como Sergio Makarof:
    http://www.youtube.com/watch?v=G3cZ8bLTb3E

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