miércoles, 20 de noviembre de 2013

un millón de amigos...

Quizás a veces, sea cierto que dejemos las cosas importantes apartadas por otras que quizás, no lo acaben siendo, salvo fugaces momentos efímeros. No me refiero a nada material, todo lo contrario. Quizás con el brillo del reciente reluciente éxito, he ocultado, que no tapado, la verdadera imagen de lo que no se ve pero que siempre está; de lo que no desaparece por mucho brillo que lo ciegue.
Me duele como nada que ella se haya sentido desplazada, porque me importa como nada, casi como mi propia felicidad; o desatendida, quien siempre está, estará y ha estado a mi lado. No puedo admitirlo. Y no ha estado desplazada, sencillamente está tan presente que por eso, por estar en lugar preferente en mi vida, he atendido momentáneamente más a aquellos que no son tan importantes, pero que pueden llegar a perderse por la difícil senda de la amistad sin que me importe lo más mínimo su regreso. Son de esas personas que en ciertos momentos, hay que atender más de la cuenta y por ello, quizás se desatienda a aquellos que no se pierden por tu vida porque forman parte de ella, saben la entrada, pero no la salida de mi misma.
Tu me enseñaste con mayúsculas la palabra amistad, sobre todo en femenino. Sois pocas, concretamente tres, las que encajáis en esa palabra, y las tres sabéis de quien os hablo. Pero tú, mi confidente, mi compañera de kilómetros, de escapadas gaditanas, de horas de teléfono; la que mejor hace los caipirinhas, la de las mil fotos, la de los whatshapp "estoy en una reunión"; mi bética ejemplar, mi mujer independiente, libre y valiente por antonomasia pese a su pésimo gusto musical... ella no debe tener dudas de que mi amistad es la que es, sincera, única y para siempre.Y suya.
Gente a mi alrededor se llama amigo, y amiga, pero a todos los meto en el canasto de aquellos que forman el montón de amigos que tanto quería tener Roberto Carlos. Otros han entrado directamente, por H o por B, en el congelador que tengo en mi alma, el cual está hasta las trancas, y otros, muy pocos, están en ese grupo reducidísimo de amigos  de verdad, hombres y mujeres, entre los que te encuentras.
Si sentiste mi ausencia en un momento concreto y preciso, por culpa de unos traicioneros nervios y de una simple necesidad de perfección, no te sientas desplazada ni mucho menos ausente; tu eres mi amiga, y creo que con eso está dicho todo, y ya sabes que hablo con el corazón en la mano, y que no he cambiado, que soy como tu me defines, como te gusta que sea, extrovertida, nerviosa, dado vueltas, espontánea, moviendo brazos y diciendo ehhh.
Tu eres mi amiga, la única que encaja en esa palabra. La única amiga, y sabes que te quiero muchísimo, pese a tus infumables cds musicales...

No hay comentarios:

Publicar un comentario