domingo, 12 de enero de 2014

Desilusiones y blues


Quizás esta noche no sea la adecuada para escribir esta entrada, pero para una optimista ilusa como yo, la escritura es un antídoto contra todo, y contra la desilusión que a veces asoma por la rendija de la puerta. Abrir el ordenador y soltar lastre es oxígeno puro, en esta ventana del ciberespacio donde quizás, alguien me lea e incluso, me comprenda..
El Betis ha vuelto a perder, y no solo el perder es motivo de mi desilusión, lo es como se pierde. Los muchachitos de cochazos y tatuajes encargados de meter la pelota no tienen ni la más remota idea de qué significa el escudo, más de cien años de historia y un sentimiento que no atiende a razones, y los que estamos en la grada, nos empezamos a empezar a cansar de gritarles qué es el manquepierda.
Eso por un lado.
En mi entorno más entorno, todo es de una importancia cero. Y lo más desilusionante de todo, es que me importa un pimiento, por no decir una mierda. Me duele, con un dolor mio, personal e intransferible, que esa indiferencia afecte a alguien demasiado importante para mi. Lo demás, es lo demás. Uno siempre es lo que es, y anda siempre con lo puesto, que diría Serrat.
Quiero vivir mi vida imaginaria dentro de la posible realidad, estar con quien no puedo, y estar donde no podré estar nunca; mi Nueva York se aleja por culpa del 21% del IVA cultural aunque siempre me quedará París. Leo lo que no me gusta, incluso a la lectura le afecta lo desilusionante. Desde que acabé el último de Murakami nada me interesa. Estoy por mandarle un telegrama para que me escriba una carta o bien, releerme de nuevo "Kafka en la orilla". La lectura me evade, me hace libre y me aísla, que en definitiva, así es mi patrón de vida. Igual que me pasa con la escritura, igual que con la música. Ahora suena B.B. King en mis auriculares, en un blues maravilloso de esos que te recorren de arriba a abajo, y poco a poco va volviendo la ilusión a mi optimismo iluso de mi naturaleza, y vuelvo a ser yo, mientras en mi alrededor, todo permanece impasible, pero a mi me importa una mierda, quise decir, un pimiento.

1 comentario:

  1. Que nada te destruya, querida Dama, lo de alrededor tiene la importancia justa, nada más. Lo importante, lo que te hace sentir, lo que te hace tú, es lo que debes proteger celosamente para que nada pueda afectarle en demasía y, como dicen por ahí, no hay mal que cien años dura ni cuerpo que lo resista, así que ánimo, que lo del Betis es un virus pasajero, y la vida hay que vivirla solo con lo necesario.

    un beso desde Granada...

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