Hace poco revisé viejas fotos, y me topé con una que me hizo sentir una inmensa pena. El momento de la foto era alegre, con gente feliz que se disponía a vivir una noche musical inolvidable, caras ahora inmensas en el olvido, y cuando reparé que nadie de la foto me recordaba, sentí la inmensa pena de la que antes hablaba. Cuando quieras reencontrarte con aquello que quisiste ser, o que creíste ser, no escuches viejas canciones con capacidad de transportarte en el tiempo, ni veas viejas fotos, ni leas dedicatorias sobre servilletas de papel o tickets de restaurante. No se que duele más, el desprecio de quien te olvida, o el mero hecho de ser olvido habiendo sido tanto recuerdo constante.
Mejor olvidar que ser olvidada, siempre. Una manera muy cómoda y egoísta de darle la razón a Cernuda.
