Un día de lluvia como este te pones los auriculares aislándote del mundo, y mientras las cuerdas de una guitarra amarran tus recuerdos, a tu alrededor te hablan aquellos que hace mucho dejaron de decirte nada, como gente sin voz, que hablan a gritos. Un día de lluvia ordeno mis cds por orden alfabético sin llegar a la "B", o miro mi caja de lápices de colores, todos afilados, todos en la misma posición, como un desfile de soldados de colores, o me meto en la cocina para hacer lo que menos me gusta en el mundo, cocinar. Un día de lluvia como el de hoy intentas escribir una entrada del blog de las muchas que se almacenan en tu cabeza y de las cuales, intentas separar de las que desgarren el alma de las que no, y acabas escribiendo sobre la lluvia, o seleccionas las notas sobre los poemas de José Martí sobre el libro desde el cual, la última semana, he viajado a Cuba en un coche de agua negra.
Un día de lluvia como hoy me preparo un café, y mientras sube, reparo que me he comido media tableta de chocolate y que mi pájaro, pasa de la tormenta feliz balanceándose en su columpio. También pienso, con escalofrío, que a mi almanaque le quedan dos semanas escasas y no quiero hacer balance.
Un día de lluvia como hoy, decido cortarme el pelo. Janis Joplin es libre, y yo, soy una soñadora cobarde que un día de lluvia, solo sabe echar de menos.