sábado, 31 de enero de 2015

El blues de los cafés de miércoles.

Paco es la conversación,  el susurro de Cortázar, la personalidad de La Maga, el silencio estruendoso de Aute o la sevillanía de Cernuda, quien me descubrió "El Sur" de Adelaida García Morales, cambiando mi vida, y quien consiguió que la dama colgase el vestido en el perchero y se convirtiese en Reyes, la que escribía. Y Paco es ese café que sabe a gloria mientras el tiempo se acelera hablando de libros, y de música, y de la vida, y de esto, y de lo otro, y de lo de más allá.
Paco habla bajito, te mira a los ojos cuando le cuentas algo a lo que te escucha con atención. Y cuando se ríe, te llena de satisfacción. Cada miércoles de nuestros cafés, antes en la Alcaicería de la Loza, con un camarero que se tangaba, azulejos azules y mesas dignas de Camilo José Cela y su colmena, y ahora, cerca del Conservatorio, entre alaridos de los que quieren desafortunadamente dedicarse al Bell Canto, las maquinas de los que levantan la calle, y la voz de Carlos Herrera que disimula la poca simpatía del camarero, lo corroboro.
A los dos nos unió el rock de la calle Feria, y por ahí andamos, y por ahí andaremos; Jesús de la Rosa va a querer que sigamos tomándonos muchos cafés más entre Elviras, Saras, Lolas y muchos personajes más que nos acompañan envueltos en proyectos mientras la media con aceite empieza a dejar de serlo. El Señor Troncoso cobra vida en cada palabra del Doctor Gallardo y por sus palabras, asoma la curación del alma, como buen médico que es.
Con Paco dan ganas de escribir sin parar, y se puede hablar del Betis sin gustarle el fútbol, y de cofradías sin ser cofrade, y a los dos, la Navidad nos saca lo peor de nosotros mismos, como a los dos las azoteas, nos saca lo mejor de cada uno. Él la tiene, yo la sueño, pero eso no importa. Ambos la tenemos.
El tiempo, que es tempus fugit, se va, y solo permanecen los recuerdos, y entre los míos siempre estará aquella vez que oí por la radio que un escritor presentaba una novela llamada "El rock de la Calle Feria", y aquella dama que escribía en su blog, escondida de todo y de todos, decidió dedicarle una entrada. A partir de ahí, llegó una noche de diciembre en el Ateneo, mi  desconocida timidez, mis manos en los bolsillos y todo comenzó a surgir como un sueño, que diría Jesús de la Rosa. La dama se convirtió en Reyes y se hizo escritora, y todo ello, por culpa suya.

Todo esto pasa por cumplir años el mismo día que debuta Rafael Gordillo ante el Burgos con Rafael Iriondo de entrenador, y justo después de oir a Amy Winehouse cantarnos el blues que nos regalas por tu cumpleaños.

Con gente como tú, todo es fácil.
Felicidades, compañero del alma, compañero.