miércoles, 22 de agosto de 2012

Tres mil días

Aquellos que me conocen saben que en mi circuito pasional sevillano, Santa Catalina es una arteria vital, por ello, una parte de mi corazón lleva enfermo desde hace tres mil días, los mismos que lleva cerrada un lugar que para mí, es algo más que una iglesia.
Me duele profundamente ver a sus dueños pasar completamente del problema mientras una parte de la historia de esta ciudad se cae ante sus ojos hipócritas. Me refiero a la iglesia, por supuesto. Son sus dueños, aunque dudo que la quieran más que yo.
Santa Catalina es un punto de encuentro, un cruce de culturas, un eje de Sevilla y por supuesto, parte de mi vida. Políticos y curas se enfrentan en quién tiene que curar mi corazón y nadie se hace responsable, pero ella allí, cerrada, con el retablo de Santa Lucía tapado con esa ridícula bolsa de plástico, la Santa, la que llevaba los dos huevos fritos en el platito, como me decían de niña; la que me dejaba impactada cuando me quedaba perpleja mirando las reliquias de los devotos agradecidos, o la diosa que veía desde la azotea de mi tía, con su rueca, su palma, su corona, su mirada altiva... la santa de la linterna que corona un templo que sea cae ante la mirada de los que no podemos hacer nada para que no se nos caiga, salvo llevar la pulsera en la muñeca, lamentarnos cada vez que proliferan más veladores en la puerta mágica de cada Jueves Santo o escribir presa de impotencia y rabia desde este blog, lo que me duele ver cómo desaparece uno de los lugares que más sabe de mi misma.

6 comentarios:

  1. Es indignante que nadie se haga cargo de la rehabilitación de Santa Catalina!!!

    Fdo. Piruleta

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  2. Lamentable, indignante, triste, revelador..., todo eso a la vez.

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  3. Has dado con el dedo en la llaga....en esa llaga que verdaderamente duele. La Iglesia es su dueña y mira impasible como se cae poco a poco la casa del Señor.
    Verdaderamente le trae al fresco, porque al final la culpa será de los políticos, no de ellos.
    Como ha ocurrido y está ocurriendo en montones de conventos de nuestra ciudad....

    Gracias Reyes por recordarnos a todos esta vergüenza...

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  4. Tres mil días son muchos días, querida Dama, espero que la parsimonia y la ceguera burocrática (y eso que no tiene los ojos en el plato) cese de una vez y recupereis, por fin, esa parte de vuestra historia que, el Jueves Santo, se escribía a golpes de corneta tras el Cristo de la Exaltación, entre otras muchas cosas...

    Un beso desde Granada

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